Cómo le digo a mi hijo adolescente que tengo cáncer

¿Cómo le digo a mi hijo adolescente que tengo cáncer?

Lo hemos visto estas últimas semanas, en una de las familias de mayor perfil público del mundo: Kate Middleton, la princesa de Gales, ha anunciado a los medios que padece cáncer y que tardado en comunicarlo de forma oficial porque le ha costado contárselo a sus hijos. 

“Ha sido un shock”, dijo. Una enfermedad grave siempre lo es: incertidumbre, miedo, tristeza, enfado, confusión, ansiedad, dudas… Cuando se tienen hijos, además, todas esas emociones se multiplican. Surge, a menudo, la culpa. Y es difícil saber qué decir, hasta dónde decir, por qué decirlo, cuándo hacerlo… 

Desde luego que aquí no cabe generalizar. Hay muchísimas variables: la gravedad del diagnóstico, la historia familiar, la relación que se tenga con los hijos, las certezas acerca del tratamiento, los propios sentimientos…

Sin embargo, podemos dar una certeza absoluta: cuando se padece una enfermedad grave, hay que decírselo a los hijos. 

Y es que la mejor reacción ante una mala noticia, sea la que sea, es siempre la conexión. Reducir las distancias con tu adolescente. Aunque vengan tiempos difíciles, aunque tú también tengas dudas. Porque en ocasiones la única manera de proteger a tu adolescente es compartir el dolor: darle valor, en definitiva, a sus sentimientos para demostrarle que su persona también tiene valor. 

Si es tu caso, si tú o tu pareja habéis recibido hace poco la noticia de una enfermedad, queremos darte algunas pistas para que puedas hablar con tu adolescente. 

Cómo le digo a mi hijo que estoy enferma.
Un adolescente que recibe la noticia de la enfermedad de su padre o madre necesitará tiempo y espacio para digerirla

¿Debo decirle a mi adolescente que estoy enferma?

La mejor manera de educar a un adolescente es informándole siempre de todo aquello que le afecta, de forma adecuada a su nivel de desarrollo, tanto si se trata de algo menor como si es algo importante, o incluso grave.

Dejar de informar a un niño o adolescente para protegerle, cuando está sucediendo algo que va a afectar, lo queramos o no, a la dinámica familiar, es siempre un error. 

La información ayuda a tu adolescente en varios sentidos

1. Le alivia la ansiedad

Una enfermedad grave tiene consecuencias en el estado emocional de toda la familia; este estado de nerviosismo, tristeza… se va a contagiar a tu adolescente a través de las neuronas espejo. Es decir, va a sufrir de ansiedad sin saber exactamente por qué y, por tanto, no va a tener recursos para calmarse. 

2. Combate la incertidumbre

Sea al poco tiempo del diagnóstico o después de un tiempo de tratamiento, tu adolescente va a tener muchas dudas. Si no le informas, puede sospechar que lo que sucede es más grave de lo que es. Estar informado, en este sentido, le calmará las dudas. 

3. Le ayuda a no sentirse marginado en su propia familia

Si tu adolescente siente (y lo va a sentir) que sucede algo y no se le informa, o si se entera de ello de manera accidental, puede sentir que se le deja de lado, que sus sentimientos o su persona no son importantes para el resto de la familia.

4. Te ayuda a ti, también, a aliviar la tensión

Si tienes que estar teniendo cuidado de lo que dices delante de tu adolescente, de cómo hablas, de no mostrar miedo o pena… Probablemente acabes con mucho más estrés. Sin embargo, si tu adolescente lo sabe, puedes “bajar la guardia” y sentirte más a gusto en casa

Los adolescentes y los niños son más capaces de lo que creemos de recibir las malas noticias. Y, por negativo que sea el diagnóstico, siempre será mejor para ellos saberlo, sentir que sus sentimientos importan, tener espacio para contar sus miedos, que quedarse con la sospecha y la duda de lo que está sucediendo. 

AdolescenteZ de la A a la Z

Qué esperar cuando le dices a tu adolescente que tienes cáncer

Que sea mejor decírselo no significa que tu adolescente vaya a reaccionar “bien”. De hecho, es muy improbable que responda con serenidad (aunque a veces sucede). Puedes esperar un abanico de reacciones muy amplio; entre otras: 

Que se levante y se marche a su habitación (o a la calle)

Es una de las reacciones más comunes. Un adolescente que recibe la noticia de la enfermedad de su padre o madre necesitará tiempo y espacio para digerirla. Quizá necesite hacerlo rodeado de sus amistades, mejor que contigo. Es normal. Dale su tiempo y espera unos días a ver si saca el tema de nuevo. Si no lo sucede, lo mejor es que lo vuelvas a hacer tú. 

Que ponga en duda o niegue el diagnóstico

Asumir que tu padre o tu madre está enfermo no deja de ser un duelo, y a veces los adolescentes reaccionan negando la enfermedad. Si es el caso de tu adolescente, trata de no tomártelo de manera personal; es probable que, superada una primera fase, termine aceptándolo. 

Que se enfade

Muchos adolescentes canalizan sus desbordes emocionales a través de enfados muy fuertes. Esto se debe a la falta de madurez de su corteza prefrontal, que no es capaz de tomar el control de las reacciones cuando el sistema límbico se ve sobreestimulado. Nuevamente, y aunque es difícil, tendrás que evitar tomártelo de manera personal: ese enfado es una mezcla de frustración, incredulidad, miedo, estrés… No es nada contra ti. 

Que busque información por su cuenta

Esta es una reacción muy común, también, en la adolescencia: no quieren la información que les da el médico, o los padres, y prefieren buscarla por su cuenta, en internet. Lo mejor es que, desde el principio, le hables de los peligros de la web y lo guíes hacia sitios de confianza, donde pueda encontrar respuestas a sus dudas.

Que pase un tiempo distanciado de ti

Algunos adolescentes necesitan tomar distancia, no hablar, alejarse físicamente del padre o madre enfermo, porque es su manera de protegerse (a veces, es también la manera que tienen de “protegerte”). No es que niegue la enfermedad, ni que no desee acompañarte, es que no desea que sus sentimientos le superen cuando está cerca de ti. 

Aunque estas reacciones son más o menos comunes, sí debes tener en cuenta en qué momento dejan de ser normales. Sería preocupante si, unos días después de conocer el diagnóstico de tu enfermedad, tu adolescente

  • Tiene problemas de sueño; 
  • presenta síntomas físicos (dolor de cabeza, cansancio o malestar general);
  • cambia radicalmente de comportamiento (muestra agresividad o una gran pasividad cuando está con sus iguales o en su centro escolar); 
  • expresa tristeza continuada, de la que es incapaz de salir (puede ser el inicio de una depresión).

En estos casos, quizá lo mejor sea comenzar a ver a un psicólogo. La Asociación Española contra el Cáncer tiene un servicio especializado que quizá quieras conocer.

¿Cómo le doy a mi adolescente la noticia de que tengo cáncer?

Decíamos antes que no hay un cómo general, pero sí unas consideraciones que puedes tener en cuenta: 

1. Trata de digerir la noticia primero

Cuando un adolescente recibe una mala noticia necesita que esto se haga en un contexto de seguridad emocional. Puedes llorar o expresar tu preocupación delante de tu adolescente, pero siempre con una cierta serenidad. 

Aunque lo mejor es decírselo cuanto antes, porque algo va a percibir, si crees que vas a perder el control al contárselo, espera unos días hasta que te sientas capaz de hacerlo, o pídele a alguien de mucha confianza que lo haga por ti. 

2. Piensa en la cantidad de información que le das

Hablar con hijo cuando tienes cáncer

Considera, dependiendo de la madurez y del carácter de tu adolescente, qué información le vas a dar, o cómo la vas a dosificar. Quizá lo mejor sea, para darle tiempo de digerir la noticia, darle solamente algunos datos e ir esperando a que te vaya haciendo preguntas, o a que vaya avanzando el tratamiento. 

3. Habla con sencillez

Cualquier persona, más un adolescente, puede sentirse abrumado por la terminología médica, fuera de algunos términos que quizá conozca. Sin caer en el simplismo, trata de explicárselo todo de manera sencilla.

4. Escoge el momento

Si tu adolescente está de exámenes, o si viene en su vida un momento importante (su graduación, por ejemplo), quizá sea mejor que esperes un tiempo antes de darle la noticia. Así podrá concentrarse en sus exámenes, o disfrutar sin sentirse culpable. 

5. Mantén abiertos todos los canales de comunicación

Quizá no te haga preguntas al principio, pero recuerda que los adolescentes suelen intentar hablar con nosotros en lugares o momentos insospechados (en el coche, mientras preparas la comida…). Déjale claro que estás siempre ahí para responder a sus dudas, aunque quizá algunas de ellas no sepas contestarlas.

6. Hazle preguntas

Cuando le digas a tu adolescente que estás enferma, no te limites a hablar; trata de hacerle preguntas también: ¿cómo te sientes? ¿En qué crees que te va a afectar? ¿Qué crees que vas a necesitar tú? Tu hijo adolescente necesita saber que te interesas por su sufrimiento. 

7. No ocultes tus sentimientos

Como siempre, la mejor manera de decirle a tu hijo que sus sentimientos son bien recibidos es darte a ti misma el permiso para mostrarlos. Mantén una cierta serenidad, pues eres su sostén, pero dile sinceramente, si así es, que tienes miedo o que estás triste. 

Conocer que se padece una enfermedad grave, decírselo a los hijos, es siempre difícil, así que no dudes en buscar apoyos: familiares, amistades que te echen una mano… O un profesional de la psicología que te ayude, a ti o a tu hijo adolescente, en el proceso. También puedes considerar el apoyo de otros grupos familiares que estén o hayan pasado por la misma situación. 

Lo importante es que sepas que tu familia no está sola en este proceso. 

1 comentario. Dejar nuevo

  • Tengo 47años, un niño de 10 y diagnóstico de cáncer de mama el 26 de diciembre. Se lo dijimos poco antes de la operacion, explicado lo que pasaba, lo que me iban a hacer, la quimio y la radio de después, los cambios físicos, los efectos tras la quimio… De manera tranquila, sin dramas.,siendo sincera con él, diciéndole con palabras que el entendiese, y sin engaños, contestando a sus preguntas. Me ha visto tirada por la quimio, calva, llorando.. y le he explicado porque me pasaba todo esto.
    Es pequeño pero me ayuda mucho, me anima, me cuida… Son la leche estos peques!!!
    Ésta esta siendo mi experiencia

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