Cómo acompañar adolescentes perfeccionistas

Cómo acompañar a un adolescente perfeccionista

Adolescentes con ambición, con metas altas, autoexigentes, que no se conforman… ¿Sueño o pesadilla? Exigirse es, por supuesto, la base de todo éxito, pero ¿qué sucede cuando nada es suficiente porque se anhela la perfección? El perfeccionismo es cada vez más común en la adolescencia, y puede ser muy incapacitante. En este artículo te informamos sobre cómo acompañar a un adolescente perfeccionista.

Las conductas perfeccionistas suelen comenzar en la infancia, y en ocasiones son difíciles de detectar, pues la educación, que valora el resultado más que el esfuerzo, suele alimentar el perfeccionismo de niños y adolescentes que ya tienen una inclinación hacia él.

Además, en ocasiones el límite entre la ambición y el perfeccionismo no está claro. Podemos decir, de manera imprecisa, que la línea que los separa es el disfrute y el autorreconocimiento. Es decir, que las personas perfeccionistas son aquellas para quienes sus propias exigencias, aunque lleguen a alcanzarlas, son fuente de sufrimiento.

El perfeccionismo es un rasgo de la personalidad, un esquema de comportamiento, pero puede prevenirse con la educación, y revertirse si se detecta a tiempo y se trabaja en ello.

Cómo acompañar a un adolescente perfeccionista
Los adolescentes perfeccionistas tienen una autocrítica más elevada y sienten que no son lo suficientemente buenos

¿Hay un perfeccionismo bueno y uno malo?

A veces se conoce como perfeccionismo algunos rasgos de carácter como la minuciosidad, la perseverancia o la diligencia, y por eso se habla de un perfeccionismo bueno

Sin embargo, el verdadero perfeccionismo no tiene lado bueno, porque no es lo mismo aspirar a hacer las cosas cada vez mejor que aspirar a hacerlas perfectas; esto último es imposible y pretenderlo causa malestar.  

El perfeccionismo se puede manifestar en prácticamente cualquier ámbito de la vida, y en este sentido se establecen tres tipos: 

1. Perfeccionismo auto-orientado 

Es el propio de las personas que se autoimponen unos estándares excesivamente estrictos y no son capaces de aceptar sus propios errores, como esos adolescentes que solo se conforman con un 10. 

2. Perfeccionismo orientado hacia otros

Es el de las personas que imponen a los otros que se adapten totalmente a sus pautas y estándares de comportamiento. Sucede con algunos adolescentes que necesitan que a su alrededor todos lleven la ropa perfecta, actúen como ellos quieren… 

3. Perfeccionismo socialmente impuesto

Deriva de la creencia de que otros tienen expectativas exageradas hacia uno mismo (por ejemplo, un canon de belleza en concreto); quienes lo sufren creen que su aprobación por parte de los otros está solamente en el cumplimiento de esas expectativas. 

Este último tipo de perfeccionismo se da mucho entre los adolescentes (pues sienten la necesidad de ser aceptados por sus iguales). Según un estudio de la Academia Americana de Psicología, este perfeccionismo social ha aumentado en los últimos años (un 33% entre 1989 y 2016), probablemente a causa del impacto de las redes sociales.

Es importante señalar que los tres tipos tienen un cierto componente genético, pero se relacionan mucho más con la educación y la socialización recibidas.

Cómo saber si tu adolescente es perfeccionista

En ocasiones, decíamos, no es sencillo diferenciar entre una persona con altas aspiraciones y una verdaderamente perfeccionista, así que conviene prestar atención. Los rasgos más destacados de las personas perfeccionistas son: 

  • Autocrítica excesiva (y gran sensibilidad a la crítica ajena).

Las personas perfeccionistas sienten que no son lo suficientemente buenas, por lo que tienden más a decir “no hago nada bien”, “no valgo para esto” que “me ha salido mal” o “la próxima vez lo haré mejor”.

  • Ansiedad anticipatoria y gran frustración ante los errores.

Si tu adolescente es perfeccionista, probablemente sentirá ansiedad ante la posibilidad de cometer un error, incluso si la probabilidad de cometerlo es muy baja (por ejemplo, elegir “mal” la ropa para un evento).

Además, en caso de equivocarse, sentirá mucha frustración, le costará salir de la sensación de fracaso

  • Procrastinación y dificultad para completar las tareas.

La procrastinación, en las personas perfeccionistas, es una manera de no enfrentarse a esa posibilidad de fallar. Un adolescente perfeccionista, por ejemplo, retrasará el inicio de un trabajo del instituto hasta que las condiciones sean perfectas (que haya recopilado toda la información, etc.).

Eso sí, una vez comenzada la tarea, invierten mucho más tiempo que la media en completarla, pues repiten, corrigen, revisan… para intentar acercarse a ese nivel de perfección que, en realidad, es imposible.

  • Escasa asunción de riesgos.

Las personas perfeccionistas no suelen probar cosas nuevas (deportes, actividades,…) porque les da miedo no hacer las cosas perfectas y exponerse a las críticas de otros.

  • Falta de reconocimiento ante los propios éxitos.

Una diferencia fundamental entre una persona perfeccionista y una con altas aspiraciones es que las segundas son capaces de valorar sus propios éxitos, mientras que las primeras les restan importancia. Para una adolescente perfeccionista, por ejemplo, tener la medalla de oro en casi todas las competiciones no supone un gran mérito (pues es lo que espera de sí misma).Taller confía

Si tu hijo o hija adolescente presenta uno o varios de estos rasgos, es más que probable que sea una persona perfeccionista.

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Consecuencias del perfeccionismo

Hemos insistido mucho en que no es lo mismo el perfeccionismo que la minuciosidad porque, mientras que lo segundo no tiene, de forma aislada, ninguna consecuencia negativa, lo primero sí. 

El perfeccionismo se relaciona estrechamente con la ansiedad, el estrés y los pensamientos negativos. Algunos problemas psicológicos asociados al perfeccionismo son:  

Baja autoestima

Las personas perfeccionistas tienden a pensar que su valor está en el resultado de lo que hacen; es decir, cuando no consiguen lo que quieren (por ejemplo, cuando su actuación en el recital de piano no es perfecta), la decepción que sienten no se asocia a lo que hicieron sino a su propia persona (no piensan “lo he hecho mal” sino “soy un desastre”).

Pesimismo y negatividad que pueden conducir a estados depresivos

Las personas perfeccionistas tienen tendencia a ponerse en lo peor y a tener una percepción muy negativa de las cosas que suceden. Cuando esto se mantiene en el tiempo, puede llegar a derivar en cuadros de depresión. 

TCA

El perfeccionismo socialmente impuesto se asocia a los Trastornos de Conducta Alimentaria, pues uno de los factores que influyen en estos es precisamente la necesidad de adaptarse al canon estético impuesto por la sociedad (las revistas, las redes sociales…).

Por todas estas razones, conviene que si detectas que tu adolescente es perfeccionista, te pongas manos a la obra para ayudarle.

Cómo ayudar a tu adolescente si es perfeccionista

El perfeccionista no nace: se hace a través del molde de la educación y la sociedad en la que vive.

En términos educativos, se ha asociado el perfeccionismo a dos modelos familiares: el autoritario, en el que hay un grado elevado de exigencia e inflexibilidad, pero también el negligente, pues en ocasiones las personas se vuelven perfeccionistas por reacción a la falta de exigencias familiares.

Así pues, un modelo parental democrático, en el que las expectativas sean flexibles y se cuide el vínculo y la comunicación, es un factor de protección contra el perfeccionismo

Si has observado que tu hijo o hija ya es perfeccionista, aún estás a tiempo de ayudarle: 

1. Habla con él o ella sobre el perfeccionismo

Aunque los adolescentes a veces parece que no quieren hablarnos, escuchan más de lo que normalmente pensamos.

Si tu adolescente pasa por un momento de frustración, acompáñale con presencia y consuelo, pero cuando se sienta mejor conviene que le hables de qué significa realmente el perfeccionismo y qué consecuencias tiene.

2. Sé un modelo de aceptación y flexibilidad.

Ya sabes que en la adolescencia lo que más educa es el ejemplo, así que vigila bien tus propias reacciones en momentos de frustración y cómo te enfrentas a nuevos retos. 

¿Sueles decir “esto mejor ni lo intento”, “no se me da bien” o “soy un desastre”? Pues ha llegado el momento de cambiar tu discurso y de aceptar que los errores son una fuente de aprendizaje.

3. Ayúdale a definir y redefinir sus metas.

Percibir el error como aprendizaje significa también ser capaz de redefinir los propios objetivos en función de los obstáculos encontrados. Si a tu adolescente le está costando una asignatura más de lo previsto, por ejemplo, puedes ayudarle a revisar los objetivos del trimestre (aceptando que quizá no sea adecuado intentar aprobar todas las asignaturas sino dividirlas…).

Entender así la flexibilidad será de gran ayuda para tu adolescente. 

4. Recuérdale que tu amor es incondicional.

Tu amor hacia tu adolescente no depende de sus logros, pero las madres y padres perfeccionistas suelen fijarse mucho en los objetivos y poco en los procesos, por lo que los hijos tienen la sensación de que solo les miran cuando consiguen llegar a esos objetivos.

Por eso es muy importante que le recuerdes a tu adolescente, todo lo frecuentemente que puedas, con acciones y palabras, que tu amor es incondicional.

5. Busca ayuda profesional.

Si no te sientes capaz de ayudar a tu hijo o hija, si lo has intentado pero no ha resultado, acude al Departamento de Orientación de su centro escolar o pregúntale a su pediatra por un psicólogo de confianza, que sabrá cómo ayudarle. 

¿Tu adolescente es perfeccionista? ¿Lo eres tú? ¿Cómo os enfrentáis a ello?

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