¿Por qué mi hijo me culpa de todo? Resentimiento adolescente.
“Tú tienes la culpa de todo”, te dice tu adolescente, sin mirarte siquiera (¿para qué?), cada vez que le ocurre algo inesperado, algo que le molesta, que le frustra. Y eso, obviamente, te incomoda, te hace sentir mal y acaba desatando, aunque no te guste, una discusión (otra más) en casa. Te preguntas si será la edad, si habrás hecho algo mal, si es cosa de tu adolescente… Porque no es normal, piensas: «por qué mi hijo me culpa de todos sus males, es normal ese resentimiento adolescente»
Pero, ¿y si tu adolescente tuviera sus razones para culparte de todo? Sí, lo sé, se lo has dado todo: tu amor, un techo bajo el que vivir, una educación, incluso le compras ropa que no te gusta y le financias aficiones que no te convencen. ¿De qué se queja?
El resentimiento en tu adolescente
A menudo, en nuestra labor educativa, debemos ser capaces de ir más allá de lo evidente, de la anécdota. Porque probablemente tu adolescente no cree de verdad que ha suspendido matemáticas por tu culpa (porque, dice, le diste un ultimátum con respecto a las cosas que había dejado tiradas en el salón, y por esa razón no pudo estudiar). Y cuando lo piense en frío, será capaz de reconocer que no: que tú no has sido la causa directa de ese suspenso.
Pero si en un momento de enfado, de frustración, te acusa a ti, es por algo, y deberías tomártelo como una señal de alarma. Esa acusación significa que, de alguna manera, tu adolescente siente resentimiento hacia ti (puedes leer más sobre resentimiento en la adolescencia en este artículo, en inglés).
El resentimiento es un sentimiento de enfado hacia alguien que se considera causante de algún tipo de ofensa o daño. Se suele manifestar con palabras o actos hostiles. Es un sentimiento persistente, y por esa razón puede aparecer incluso ante un pequeño contratiempo. Por decirlo de una manera gráfica, tu adolescente tiene un vaso casi lleno de resentimiento, que cualquier gota podría desbordar.
¿Por qué es tan común el resentimiento en la adolescencia?
Como decíamos, tu adolescente tiene el sentimiento de que le has causado un daño pero, ¿por qué?
Obviamente, cada caso será diferente, así que desde aquí solo podemos generalizar.
Aunque me gustaría, antes que nada, puntualizar que las ofensas que tu adolescente ha recibido, o siente que ha recibido, no son necesariamente objetivas; es decir, no siempre parten de una acción con la que le has atacado directamente: pueden venir de una interpretación (tu adolescente piensa que has hecho algo con una intención diferente a la que tenías), de una creencia (que le haga juzgar todas tus acciones negativamente) o, incluso de una omisión (que en algún momento esperara de ti algo que no ocurrió).
¿Cuáles son las causas de resentimiento?
Las causas del resentimiento son, por tanto, variadas, y se relacionan, además, con la impulsividad y la autoestima. Algunas de las más comunes en la adolescencia son:
- El haber intentado complacerte pero haber sentido que “no era lo suficientemente bueno” a pesar del esfuerzo realizado.
- Sentir que ha sufrido un daño pero no ha conseguido reparación.
- Verse humillado, no aceptado o ignorado.
En general, podemos decir también que el resentimiento en esta edad va asociado a esa paradoja tan adolescente por la cual creen que ya no te necesitan (o que les gustaría no necesitarte) pero, en realidad, aún lo hacen.
Esta paradoja está relacionada con la maduración adolescente: por un lado, hay un cerebro que necesita ir hacia lo nuevo, hacia lo diferente, hacia sus iguales, y dejar de lado lo conocido, la familia; por el otro, una persona aún inmadura y frágil que necesita del apoyo de su entorno para descubrirse.
Por esta razón el apoyo, en la adolescencia, no puede brindarse como en la infancia (en forma de decisiones tomadas por los adultos y de directivas), pues en ese caso choca con la necesidad de diferenciarse de la familia y provoca rechazo, esa sensación que tienen muchas veces de que las cosas son siempre injustas y de que son víctimas de un mundo adulto que no les comprende – y esto genera otra vez resentimiento.
¿Cómo conseguir que mi adolescente no me eche la culpa?
El problema con este asunto es que, cuando tu adolescente te dice aquello de que no ha aprobado el examen porque tú, el día de antes, le dijiste que recogiera sus cosas del salón, le respondes a lo que dice, y no a lo que calla.
Replicas que tendría que haber estudiado antes. Que eso solo llevó quince minutos, que si hubiera recogido las cosas a su tiempo no le habría pasado… Pero eso ya lo sabe.
Y en realidad ese discurso en el que tomas la culpa y se la pasas a tu adolescente (no es culpa mía: es culpa tuya) lo único que hace es reafirmar sus creencias, su sentimiento de victimismo, de incomprensión. Porque cuando le dices eso no estás entendiendo sus necesidades emocionales.
Lo que tu adolescente necesita, cuando te dice que la culpa es tuya, es que le mires. Necesita sentir tu amor, tu comprensión y tu cariño.
Por supuesto que los tiene, claro que sí, pero ahora pregúntate si siempre se los demuestras.
Pregúntate…
¿Has mirado a tu hijo con atención cuando era pequeño, has escuchado atentamente lo que te contaba, aunque te pareciera “una tontería”, antes de la adolescencia? ¿Has valorado, te has interesado por sus aficiones? ¿En algún momento has minimizado sus preocupaciones? ¿Le has castigado sin dejarle expresarse ni atender a sus razones? ¿Le has exigido “lo que debe hacer” sin pensar en lo que te puede dar?
Ese tipo de conductas han ido dejando un poso de amargura en tu adolescente. Y aunque cada vez que sucedieron el dolor se calmó, al repetirse fueron llenando ese vaso del que hablábamos antes.
Si quieres que tu adolescente deje atrás el resentimiento y, con ello, deje de culparte de todo lo malo que le sucede, lo primero que vas a tener que hacer es atender a sus necesidades: escucharle, apoyarle, valorarle, darle tu confianza, no juzgarle.
Y para ello es necesario que cambies radicalmente la manera en la que ves a tu adolescente, que como padre o madre veas esta etapa no como una molestia, como un mal que debes atravesar y que, de alguna manera, te ha arrebatado a ese maravilloso niño o niña a quien acompañabas hace poco, sino como una oportunidad para admirar desde cerca su transformación desde ese niño que era en una persona adulta.
(Si quieres saber más sobre cómo vemos la etapa adolescente, a la luz de la ciencia, en Adolescencia Positiva, puedes leer este artículo).
Ayuda a tu adolescente a asumir sus propias responsabilidades
Una vez que hayas empezado a ver la adolescencia de otra manera, y solo entonces, podrás ayudar a tu adolescente a trabajar su resentimiento entendiendo sus propias responsabilidades.
No se trata de una cuestión de culpa: se trata de saber por qué suceden algunas cosas (un suspenso en matemáticas, no ser titular en su equipo el próximo fin de semana), de ver cuál es su parte de responsabilidad, y de poner remedio en la medida de lo posible.
Porque tu adolescente no solo necesita tu cariño: necesita también tu consejo y tu guía, pero no a modo de discurso ni lección. Solo podrá llegar a escucharte (a escucharte con atención) si tú eres capaz, primero, de hacerle sentir que te importa.
Hay muchas maneras de emprender este cambio de mirada: puedes hacerlo por tu cuenta, leyendo e informándote (y ya sabes que en la cuenta de instagram de Adolescencia Positiva comparto mucho contenido gratuito que te va a servir), pero también puedes hacerlo con compañía y venirte a los cuatro talleres online gratuitos «Gestión de batallas con adolescentes», que impartiré. En ellos comparto contigo muchas de las claves para que puedas gestionar de manera eficaz esta época de cambios que es la adolescencia.
¡Te veo dentro!
6 Comentarios. Dejar nuevo
Muchas gracias Diana, me ha ayudado mucho. Tengo que mirar a mi hijo con otros ojos, confiar en él para que él me mire de otra forma.
Gracias. Soy madre soltera y desde que empezó en el instituto y se le comenzaron a enseñar tareas domésticas,me echa la culpa de todo. Lo peor es tener abuelos tóxicos que empeoran la terapia de la niña.
Gracias gracias necesito consulta directa por favor
Hola, puedes rellenar el formulario de contacto y atenderemos tu petición. Gracias
Hola, dejé de gritarle y empecé a prestarle más atención a sus necesidades. Pero cada vez que lo hago, me contesta negativamente, y eso me afecta porque lo estoy intentando. Intento acercarme a ella. ¿Qué puedo hacer?
No estoy de acuerdo con la mayor parte del texto.
Un adolescente que no habla a su madre no tiene por qué haber vivido en su infancia un cúmulo interminable de momentos en los que ha sufrido.
En la mayoría de los casos se trata de conductas de desafío, chulesca, irrespetuosos y maleducados. Esa actitud es una forma de maltrato intrafamiliar que no se debe permitir. Y hay que ponerle límites cuanto antes.
Diálogo, expresión de sentimientos, amor. Importantisimo todo ello. Pero LÍMITES. Con una o dos veces que se trate el tema ya vale. El menor sabe de sobra cómo quedan las cosas. No se vuelve a repetir. Si mantiene la actitud se activan las consecuencias que también deberían haber quedado claras. Sin regateos, ni concesiones. Los adolescentes no son tontos. Saben que son queridos y es necesario demostrarlo. Pero también saben cuáles son sus deberes. Y uno fundamental es el respeto.
Claridad, seriedad y dejarles muy claro que en una familia los que mandan en última instancia son los padres. Unos padres seguros transmiten seguridad y con ella la calma. Si los padres se sienten descolocados y se les ha bombardeado con el comportamiento comprensivo, con su responsabilidad, con la perfección en todo momento,…. se comete el tremendo error de que ante un comportamiento déspota del hijo se sientan completamente perdidos e inseguros.
Si en algo no han atinado bien, no pasa nada. Es una oportunidad de desarrollar tolerancia a la frustración que es un componente vital.
Saludos y suerte