10 consejos para ayudar a tu hijo a mejorar su concentración

10 consejos para ayudar a tu hijo a mejorar su concentración

¿Te has preguntado por qué parece tan difícil para tu hijo adolescente concentrarse en sus tareas escolares, en leer un libro, o incluso en escucharte cuando le hablas? Puede pasar horas jugando a su videojuego favorito o chateando con amigos, pero le cuesta dedicar unos minutos a lo que realmente importa (o, bueno, a lo que realmente TE importa). 

Si lo has hablado con otras familias, te habrás dado cuenta de que no es solamente tu hijo: se diría que la falta de concentración es un mal universal en la adolescencia. Y eso mismo debería darte la pista de que, probablemente, no se deba a falta de voluntad o de interés. La clave para desentrañar este asunto está, como tantas veces, en comprender cómo funciona su cerebro, cuáles son sus desafíos (¡y sus fortalezas!) y cómo puedes ayudarle a superar estas dificultades.  

Porque, como casi siempre, hay esperanza, y tú, como madre o padre, puedes ayudar a tu adolescente a ir mejorando su capacidad de concentración.  

10 consejos para ayudar a tu hijo a mejorar la concentración
La concentración es una herramienta fundamental para afrontar situaciones desafiantes y superar el estrés.

¿Qué es la concentración y por qué es esencial en la adolescencia?

La concentración es la capacidad de dirigir y mantener la atención en una actividad o tarea específica, ya sea impuesta por otros (como un trabajo escolar) o elegida por voluntad propia (como un proyecto personal). No se trata solo de cumplir con unas ciertas obligaciones, sino de desarrollar habilidades clave como la perseverancia, la planificación y la capacidad de gestionar el tiempo. Hay algunas razones por las que la concentración es clave para el desarrollo en la adolescencia, en diversas áreas: 

1. Favorece la toma de decisiones consciente

La adolescencia es una etapa en la que los jóvenes empiezan a tomar decisiones más importantes y autónomas. Para tomar decisiones acertadas, necesitan la capacidad de concentrarse, analizar las opciones y prever las consecuencias de sus actos.  

Saber ayuda, además, a ser más independiente frente a la presión social o las influencias externas: la habilidad de reflexionar antes de actuar puede marcar la diferencia entre una decisión impulsiva y una decisión basada en valores y objetivos personales.  

 2. Mejora la resiliencia y la gestión del estrés

La concentración es una herramienta fundamental para afrontar situaciones desafiantes y superar el estrés. Cuando los adolescentes aprenden a dirigir conscientemente su atención, son más capaces de trabajar en soluciones en lugar de sentirse abrumados por los problemas y bloquearse.  

3. Construye hábitos esenciales para la vida adulta 

La adolescencia es una etapa privilegiada para el desarrollo de habilidades que serán necesarias en la adultez, como la autodisciplina, la organización y la gestión del tiempo. Una de las bases de estas competencias es la concentración: permite  a los adolescentes establecer prioridades y cumplir con sus compromisos.

4. Favorece una mejor autoestima

Se habla poco de esto, pero la concentración es un pilar para la autoestima de los adolescentes. Cada meta alcanzada, por pequeña que sea, se convierte en una prueba de que son capaces de superar retos y avanzar hacia sus objetivos.

Recuerda que en nuestro programa La Brújula, acompañamos de manera personalizada a tu adolescente en este camino.

10 razones por las que a los adolescentes les cuesta concentrarse

Está claro que la capacidad de concentración es una herramienta esencial. Pero no es sencillo encontrar adolescentes que se concentran y llevan a cabo proyectos de una cierta envergadura. 

Hay algunas razones detrás de este hecho: 

1. Los cambios cerebrales

El cerebro adolescente está en plena remodelación, especialmente en el área del lóbulo prefrontal, que controla habilidades como la planificación, la organización y la atención. Esto los hace propensos a priorizar recompensas inmediatas sobre metas a largo plazo.  

2. La carga emocional que supone la búsqueda de identidad  

Los adolescentes están inmersos en una intensa búsqueda de su identidad personal. Esta tarea absorbe gran parte de su energía mental, muchas veces en forma de distracciones, pensamientos intrusivos o falta de claridad para priorizar tareas concretas.  

3. Las pantallas  

Los dispositivos electrónicos, desde teléfonos móviles hasta consolas de videojuegos, ofrecen un constante flujo de estímulos que compiten por la atención adolescente. Según la Asociación Americana de Pediatría, los adolescentes pasan en promedio entre 7 y 9 horas diarias frente a pantallas, lo que dificulta que se concentren en cualquier otra actividad.  

4. La influencia de los amigos  

En la adolescencia las relaciones sociales adquieren un peso enorme. Los adolescentes están constantemente pendientes de sus amigos, ya sea en persona o a través de redes sociales, lo que les distrae de otras tareas importantes.  

5. La falta de interés en las tareas escolares  

Culpa del sistema o culpa de la edad, pero no es nada raro que los adolescentes sientan que muchas de las asignaturas que estudian no tienen relevancia en su vida diaria. Esta desconexión hace que les cueste mucho invertir tiempo y esfuerzo en estas actividades.  

6. La presión por cumplir con altas expectativas

La necesidad de cumplir con determinados estándares (académicos, deportivos, familiares, sociales…) es abrumadora para algunos adolescentes. Si sienten que deben rendir al máximo en todo, pueden terminar generando bloqueos mentales que afectan a su capacidad para concentrarse.

7. La falta de sueño  

Dormir menos de las 8-10 horas recomendadas para su edad tiene un impacto negativo en la memoria, la atención y el autocontrol. Muchos adolescentes sacrifican horas de sueño para pasar tiempo en redes sociales, lo que afecta a su capacidad para procesar información, además de a su estado emocional. 

8. La sobrecarga de información  

En la era digital, los adolescentes están expuestos a un flujo constante de noticias, vídeos y notificaciones que fragmentan su capacidad de enfocarse durante períodos prolongados. Este bombardeo de estímulos genera distracción continua, dificultando la realización de tareas que requieren concentración profunda.

9. Los problemas emocionales  

El estrés, la ansiedad y la depresión son factores que afectan significativamente la capacidad de concentración. Cuando están luchando con estas emociones, su mente se ve ocupada por pensamientos negativos, lo que interfiere en su capacidad para mantener el enfoque en otras actividades.

10. La falta de estrategias adecuadas  

Muchos adolescentes no han aprendido técnicas efectivas para organizarse, priorizar tareas o manejar distracciones, lo que dificulta su capacidad para concentrarse. Si se sienten abrumados por la cantidad de cosas que deben hacer, pueden tender a procrastinar.

10 consejos para ayudar a tu hijo adolescente a concentrarse 

Ahora sí, vamos con nuestros diez consejos para conseguir que tu hijo adolescente se concentre mejor: 

1. Establece rutinas claras  

Crea horarios fijos para actividades importantes como estudiar, comer y dormir. La rutina ayuda a estructurar su día y a reducir las distracciones.  

2. Proporciónale un espacio adecuado

Un lugar tranquilo, bien iluminado y libre de distracciones es fundamental para que pueda concentrarse. Ayúdale a mantener su espacio ordenado.  

3. Limita el tiempo de pantallas  

Establece normas claras sobre el uso de dispositivos electrónicos. Nuestro consejo es, siempre, acordar horarios específicos para el estudio sin interrupciones tecnológicas.  

4. Promueve hábitos de sueño saludables  

Asegúrate de que tu adolescente duerme lo suficiente. Puedes fomentar una rutina nocturna que incluya desconectarse de las pantallas al menos una hora antes de dormir.  

5. Enséñale a gestionar su tiempo  

Ayúdale a dividir grandes proyectos en tareas más pequeñas y a establecer plazos realistas. Puedes usar herramientas como calendarios, aplicaciones de gestión de tareas…  Y, sobre todo, revisa y reorganiza periódicamente esta gestión.

6. No olvides el valor de las pausas  

Incentívale a tomar descansos cortos entre períodos de concentración, como recomienda la técnica Pomodoro (25 minutos de trabajo intenso seguidos de 5 minutos de descanso).  

7. Aliéntale a practicar actividad física 

El ejercicio regular no solo fortalece el cuerpo, sino que también promueve la liberación de endorfinas, lo que mejora el estado de ánimo y la claridad mental, favoreciendo así una mejor capacidad de concentración. 

8. Fomenta una alimentación equilibrada  

Una dieta equilibrada proporciona los nutrientes esenciales que el cerebro necesita para funcionar correctamente, lo que mejora la memoria, la atención y la capacidad para resolver problemas. Al nutrir adecuadamente el cerebro, los adolescentes pueden mantener niveles más altos de concentración y energía durante el día.

9. Practicad juntos técnicas de relajación  

El mindfulness y la meditación ayudan a calmar la mente. Al incorporar estas técnicas en su rutina diaria, pueden aprender a gestionar mejor sus emociones y centrarse en lo que realmente importa, favoreciendo un enfoque más claro y sostenido en sus tareas.

10. Sé un modelo a seguir  

Demostrar buenos hábitos de concentración en tu propia vida no solo enseña con el ejemplo, sino que también crea un ambiente de respeto mutuo. Si das ejemplo, tu hijo adolescente será más propenso a imitar ese comportamiento.

Recuerda, en cualquier caso, que nuestros artículos ofrecen consejos generales y que no pueden sustituir a la atención psicológica personalizada. Si la falta de concentración de tu adolescente es muy continuada en el tiempo, o si va acompañada de otros síntomas como poco autocontrol, te aconsejamos recurrir a un profesional. 

Cuéntanos, ¿tu adolescente tiene problemas para concentrarse? ¿Cómo le estás ayudando?

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