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He encontrado un preservativo en la habitación de mi adolescente
Es más frecuente de lo que parece, y ni siquiera sucede por haber fisgado entre las cosas de los hijos adolescentes. En el bolsillo de un pantalón que se echa a lavar, cuando se entra a hacer una limpieza más profunda en la habitación o en la papelera de su cuarto, a veces, los padres nos encontramos preservativos. Y la reflexión siempre es la misma: ¿ya?, seguido de un ¿qué hago ahora?
Vayamos por partes. Lo primero, un adolescente que se toma la molestia de comprar preservativos es un adolescente que se cuida a sí mismo y a sus parejas; eso ya es motivo de una cierta tranquilidad. Por supuesto, no es lo mismo que tenga 17 años o que tenga 14, pero sí es evidente que hay una enseñanza importante que ha integrado.
Lo segundo es que esta situación será muy diferente dependiendo de la relación que tengamos con nuestro adolescente. Porque no es lo mismo una familia en la que se ha hablado de sexualidad y de afectividad desde los primeros años que una en la que ha sido un tema tabú, ni una familia en la que sigue habiendo mucha confianza que una en la que la relación se ha distanciado.
En cualquier caso, y como tercer punto, hay que dejar claro que sí, que cuando encontramos un preservativo entre las cosas de nuestro adolescente conviene siempre afrontar ESA conversación con ella o él. Aunque nos cueste.
Por qué es bueno encontrar un preservativo entre las cosas de tu adolescente
Antes de hablar de la conversación, queremos abundar en el hecho de que encontrar un preservativo, y más teniendo en cuenta las estadísticas actuales de uso de anticonceptivos en adolescentes, tiene mucho de positivo.
Los estudios son claros: el porcentaje de jóvenes y adolescentes que usan preservativo de forma correcta y sistemática para protegerse en sus relaciones sexuales ha descendido muchísimo desde los años 90. Esta relajación en el uso del preservativo viene dada, probablemente, por la disminución de percepción del riesgo de transmisión de VIH y podría estar ligada a la consideración del SIDA como una enfermedad crónica, pero no letal.
Nos gustaría destacar que en el uso, por parte de los adolescentes y jóvenes, del preservativo, no interviene únicamente el temor al SIDA y a los embarazos no deseados, sino muchas otras variables, entre ellas, la creencia de que sus amistades también lo usan y una menor tendencia a otras conductas de riesgo.
Una cosa está clara: no vas a poder evitar que tu hijo sea sexualmente activo, incluso si te parece muy joven para ello. Pero sí debes saber que, si tu hijo está usando preservativos, más que un motivo de alarma, probablemente signifique que su conducta general ante la vida, las amistades con las que se relaciona, etc. tienen una actitud ante la vida saludable.
Los adolescentes aún no tienen desarrollada del todo la corteza prefrontal y son, por su configuración cerebral, personas impulsivas que tienden a buscar activamente el riesgo. Saber que ha adquirido un cierto “sentido común” debería ser, en realidad, un alivio.
Visto de otro modo: no haber encontrado ningún preservativo entre las cosas de tu adolescente no significa que no sea sexualmente activo: puede que los tenga escondidos, que los guarde su pareja o, en el peor de los casos, que no los use.
Entonces… ¿debo hablar de sexo con mi adolescente si encuentro un preservativo entre sus cosas?
Como le gusta decir a nuestra querida compañera, la Dra. Miriam Al Adib, decirle a tu adolescente que use un condón no es educación sexual. Es parte, claro, de su educación en la salud, pero la educación sexual es otra cosa, porque la sexualidad atraviesa al ser humano desde su nacimiento, se manifiesta de diferentes maneras a lo largo de la vida y, desde luego, no se limita al sexo.
La sexualidad en la adolescencia tiene, por supuesto, mucho que ver con la biología, pero también con la reorganización cerebral, psicológica y social propia de la etapa.
Por tanto, encontrar un condón en la habitación de tu adolescente no significa que ya está todo hecho. Al contrario. Su educación sexual debería haber empezado antes, en la parte afectiva, con el establecimiento de un espacio de apego seguro en el que tu adolescente se sienta arropado, escuchado y amado de forma incondicional, pues las relaciones de pareja, en la época adulta, dependen mucho del tipo de apego que se ha configurado en la infancia.
Si has conseguido establecer ese lugar de afecto donde tu adolescente se siente a salvo, es probable que te consulte las dudas que tenga, lo cual no significa que no traigas el tema a la conversación.
Pero en la mayoría de las familias la sexualidad sigue siendo un tema tabú, o se limita a un aleccionamiento sobre sexo seguro. Si es tu caso, si has encontrado un preservativo entre las cosas de tu adolescente y todavía no has hablado de sexualidad con él, o te has limitado a hablar de sexo seguro, te animamos a tirar de estos hilos para reflexionar:
1. Dile claramente que has encontrado un preservativo entre sus cosas
Sí, te toca poner la primera piedra de la conversación, y enseñar todas tus cartas. Y además lo has de hacer en un momento en que le veas disponible, o en que tengáis tiempo para hablar (aprovechar un trayecto en coche, o una tarea doméstica que hagáis juntos, suele funcionar).
2. No te fíes del “ya lo sé”
Quizá, si no tienes la costumbre de hablar de sexo con tu adolescente, te responda con un escueto “ya lo sé”, un “sí, claro” o, en el peor de los casos, un “no seas pesada”. Bien, nuestro consejo es que sí seas pesada. Porque ese “ya lo sé” suele ser solamente una manera de esquivar la conversación: lo que sabe un adolescente sobre sexualidad es, generalmente, muy parcial.
3. Recuerda que la sexualidad se relaciona con la identidad
Debes mostrar apertura hacia lo que te vaya a contar, aunque creas que no te va a gustar y aunque en realidad no te guste: desde su orientación sexual hasta su manera de relacionarse con sus iguales, la forma en que vive su sexualidad forma parte de la identidad de tu adolescente. Si te parece que está sufriendo o ejerciendo algún tipo de abuso, por supuesto que debes decírselo, pero sin olvidar ese importantísimo punto.
4. Le vas a transmitir tus ideas preconcebidas y tus tabúes
Antes de hablar de sexualidad con tu adolescente, conviene que te formes y que te informes, pues todo lo que le digas va a influir en la forma en la que se ve. Y hablamos de sexualidad en su conjunto: desde la manera de mirar el propio cuerpo y sus procesos (olores, menstruación, etc.) hasta la forma en la que ves el sexo en sentido estricto.
5. Internet no es una fuente de información fiable
No vas a evitar que tu adolescente navegue por internet y que esté expuesto al modelo de mujer híper sexualizada que olvida su placer por el de su pareja, ni al modelo de hombre híper activo sexualmente. Pero sí puedes ayudarle a reflexionar sobre ello, explicarle que eso es una ficción, que los modelos de pareja (y de persona) reales son diferentes, y muy variados.
Sobre este tema, te recordamos que sigue disponible nuestro taller “Sexolescencia y pornografía en la red”, en el que podrás aclarar muchas de tus dudas.
6. Aunque te cuente cosas, hay cosas que no te va a contar
En la sexualidad hay un límite que viene marcado por la intimidad, y que tu adolescente no va a traspasar. Es importante, por tanto, que le dejes claro que estás de su lado y que aquellas dudas de las que no te quiera hacer partícipe las puede hablar con otra persona que pueda ser referente.
7. No descartes acudir a un profesional
Siguiendo con el punto anterior, es probable que tu adolescente se sienta mejor consultando determinadas dudas sobre sexo con un profesional, que será quien mejor le oriente, en todos los sentidos.
8. El consentimiento es importante, pero el placer lo es más
Hay algo fundamental que hemos de enseñar a nuestros adolescentes y jóvenes, y es que las relaciones deben ser no solamente consentidas, sino deseadas. Que se trata no de satisfacer a nadie sino de disfrutar, de la manera que se quiera y con quien se quiera, sin presiones. Parece algo obvio, pero debe seguir siendo un pilar importante en nuestras conversaciones sobre sexo con adolescentes.
Cuéntanos, ¿te has enterado de sopetón de que tu adolescente mantenía relaciones sexuales? ¿Qué hiciste cuando lo supiste?