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A mi hijo adolescente no le gusta su cuerpo, ¿cómo puedo ayudarle?
Los estudios son claros: a casi un 90% de las mujeres no les gusta su cuerpo. Y esta insatisfacción comienza en la adolescencia, la época en la que se construyen las identidades y en la que aparecen los problemas de autoestima. Cuando, como padres o madres, oímos aquello de “qué nariz tan fea tengo” o “qué gordo estoy”, nos empezamos a preocupar, y no es para menos. ¿Qué puedo hacer si a mi hijo adolescente no le gusta su cuerpo?
¿Por qué a mi hijo adolescente no le gusta su cuerpo?
Como sabes, en Adolescencia Positiva nos gusta ir a la raíz del problema, antes de intentar encontrar la solución.
Y la realidad es que, en la adolescencia, muchas veces el malestar con el cuerpo viene provocado por un malestar personal de otro tipo.
Si a tu hija no le gustan sus piernas, o a tu hijo sus orejas, probablemente el problema no se solucionaría cambiando esa parte de su cuerpo (en el supuesto de que fuera posible, claro), porque por detrás de ello hay una serie de miedos e insatisfacciones mucho más profundos.
En la adolescencia, esos miedos están muy presentes, y ello, junto con la idea del cuerpo perfecto que transmiten los medios de comunicación y las redes sociales, y la necesidad de ser aceptados por el grupo de iguales, hace que las cotas de insatisfacción corporal se disparen.
¿Cómo ayudo a mi adolescente a construir una imagen corporal positiva?
La conciencia corporal positiva es la capacidad de aceptar y valorar positivamente el propio cuerpo, y debería ser un objetivo en la educación de todo niño y adolescente.
Pero no es raro que, aunque se trabaje en la infancia, al llegar a la adolescencia esta imagen corporal sufra algún daño, igual que ocurre, en ocasiones, con la autoestima.
Se trata de saber estar ahí, como padres o madres, acompañando las dificultades de nuestros hijos adolescentes.
Algunas ideas para hacerlo son:
Empatiza con su problema
La pubertad es, como sabes, un momento complicado para la aceptación del propio cuerpo. Y es que los cambios propios de esta etapa hacen que nuestros adolescentes se miren al espejo y, literalmente, no se reconozcan, y esto puede generar rechazo (y cuidado, porque solemos creer que solo se da en las chicas, pero en la etapa adolescente el rechazo por el propio cuerpo es casi igual de frecuente en chicos y en chicas).
Si esto sucede, y especialmente si tu hijo o hija se ha confiado a ti, no deberías minimizarlo. Nunca. Es muy probable que los supuestos “defectos” que tu adolescente ve en su cuerpo no sean reales, pero no va a atender a razones lógicas.
Probablemente tú (o alguno de tus amigos) también pasaste por lo mismo de adolescente, así que recuerda mejor cómo te sentías cuando alguien no le daba importancia a tus problemas.
Hazle ver lo que su cuerpo sí tiene de bonito
Ayuda a tu adolescente a ver en su cuerpo algo que sí le guste. Puede ser cualquier cosa: su sonrisa, sus ojos, sus dedos… Que se dé cuenta de que su cuerpo no es solamente eso que no le gusta sino un conjunto de elementos en los que unos le resultarán más bonitos que otros.
Recuérdale, además, que su cuerpo cumple sus funciones a la perfección, y que solo por eso ya debería apreciarlo.
Cuidado con lo que dices en su presencia
Muchos padres y madres cometemos el error de hacer comentarios negativos acerca del cuerpo o del aspecto de nuestros hijos: “fíjate qué pelo llevas”, “has ganado unos kilitos”, “quítate ese pantalón, que te sienta fatal”…
Son comentarios que a veces hacemos sin pensar, e incluso puede que con buena intención, pero para nuestros adolescentes, que ya están llenos de dudas, pueden resultar muy duros.
Mi consejo es que comentes solo su aspecto (la ropa que lleva o su peinado), nunca sobre su cuerpo, y solo si te pregunta; por ejemplo, si te pide tu opinión sobre su nuevo peinado, le puedes decir que te gusta pero que prefieres el que llevaba la semana pasada. De este modo le estás dando una opinión, pero sin agredir.
Contrarresta el efecto de las redes sociales
Tu adolescente vive con las redes sociales y con internet: eso es un hecho que no vas a poder cambiar.
Y en ese mundo, como bien sabes, se muestran muchas veces cánones de belleza que no solo son inalcanzables, sino que a menudo ni siquiera se corresponden realmente con la persona, pues las poses muestran el cuerpo de una determinada manera, y además se hacen innumerables retoques.
Pues bien: tu adolescente debería estar al corriente de estos trucos, para que pueda así desmitificar ese tipo de cuerpo.
Elogia la diversidad
Evita todo lo que puedas hacer comentarios negativos sobre ningún cuerpo (ya sea el de una persona famosa o el de un familiar): ni por defecto ni por exceso de kilos, ni por musculatura… Por nada.
Al contrario, deberías intentar ponerle a tu adolescente ejemplos positivos de diversidad corporal, aplaudiendo, por ejemplo, las campañas publicitarias (y por suerte cada vez son más) que usan a personas “reales”.
De esta manera le estarás enseñando a ver la belleza de todos los cuerpos, más allá de que cumplan un canon establecido.
Modela lo que esperas de tu adolescente con tu propio comportamiento
A veces nos cuesta reconocer que nuestros hijos e hijas, cuando se miran al espejo, repiten las mismas pautas que nosotras.
Está demostrado que si una madre se queja de que tiene mucha barriga, su hija tendrá la misma pega con respecto a su cuerpo.
Por eso es tan importante que te hables y te trates bien.
No es fácil: si llevas casi toda tu vida criticando tu cuerpo, no vas a poder cambiar de un día para otro.
Pero te aseguro que merece la pena pues, si lo consigues, probablemente estarás rompiendo la cadena que llevaría a tu hijo adolescente a no sentirse a gusto con su cuerpo.
Establece hábitos saludables
Algo que es muy importante que enseñes a tu adolescente es que el culto al cuerpo no es lo mismo que cuidar a nuestro cuerpo como lo merece.
Intenta establecer en casa un menú equilibrado, en el que los alimentos poco saludables sean una excepción, y hacer ejercicio físico varias veces por semana.
Si consigues “enganchar” a tu adolescente a la vida sana, le resultará más fácil aceptar su propio cuerpo, sea como sea, pues las personas que tienen una vida saludable presentan una autoestima más alta y, por tanto, es más probable que su imagen corporal sea más positiva.
Y es que, en la adolescencia, casi todo está relacionado con ayudar a nuestros hijos a tener una sana autoestima.
Recuerda que si estás en este proceso y necesitas ayuda, vuelven mis talleres gratuitos “Gestión de batallas con adolescentes”, en los que te cuento gran parte de mis aprendizajes como profesora y madre de adolescentes, para que puedas comenzar a educar desde la serenidad y a disfrutar de esta maravillosa etapa que es la adolescencia.
Los talleres tendrán lugar el 25, 27 y 29 de abril y 2 de mayo, así que aún estás a tiempo de apuntarte.
Comparte con esta comunidad si te has visto en una situación similar y si has podido solucionarlo y cómo.
4 comentarios. Dejar nuevo
En principio, gracias por tu contenido, me resulta muy util todo lo que publicas. Mi adolescente, desde que su cuerpo comenzo a cambiar, ha tenido estos problemas de no quererse y aceptarse y de autoestima, me lo ha planteado y lo hemos charlado mucho juntas, por suerte, todos los tips que ha publicado los he hecho, asi que aunque todavia falte mucho por recorrer creo que voy por buen puerto. Lo que decis de como una se habla o los comentarios que hace sobre su cuerpo, influyen directamente en ellos es totalmente real, no esperemos que nuestros.adolescentes se quieran como son si todavia no lo hemos hecho nosotras.
Muchísimas gracias por comentar tu experiencia. Un saludo
Mi hijo de 14 años se ha desarroyado muy rapido con la pandemia. Y se ve diferente q los otros a mas ayer en la revisión de los 14 le dijeron q estaba con mucho peso y tenia q bajar. Un crio q le gusta mucho comer y no puede hacer ejercicio por padecer ortrocondrosis. A mas me dijo ayer q tenia ansiedad en clase y no duerme bien. Yo q sufro de ansiedad y depresion se me cayo el mundo a bajo. A mas q es un niñonreservado peeo muy adulto por su edadm
Vaya, cómo lo siento. ¿Has consultado con su médico?