Sobreproteger a tu hijo adolescente: estas son las consecuencias que no conocías
Cuidar, proteger: son actitudes que nos nacen espontáneamente cuando se trata de nuestros hijos, de cualquier edad. Pero a veces, la protección natural, instintiva, puede terminar siendo excesiva, y limita más que ayuda. Oímos hablar con frecuencia de las consecuencias de sobreproteger a los niños pero ¿qué pasa cuando crecen? ¿Tiene consecuencias la sobreprotección en la etapa adolescente?
La sobreprotección a los hijos, es decir, el hecho de abrigarlos excesivamente para los peligros que realmente existen, es un problema común en nuestros días, aunque tiende a decrecer con la edad del niño o niña.
Esto significa que es más común que una niña pequeña esté sobreprotegida que que lo esté una adolescente. Sin embargo, la sobreprotección también existe en la etapa adolescente, y sus riesgos son mucho mayores que en la infancia.
Y es que la revolución cerebral de la adolescencia, que sienta las bases de la persona adulta, necesita de una cierta libertad de acción. Si esta no existe, si el adolescente no puede equivocarse, probar cosas nuevas, tomar sus propias decisiones… puede impedirle convertirse en un adulto responsable y con recursos.
El adolescente necesita protección, qué duda cabe. Pero una protección adecuada a su edad y a sus características cerebrales y personales. Una protección que no sea un obstáculo.
Este equilibrio es a veces difícil de alcanzar, y por ello hay tantos chicos y chicas a quienes en casa sobreprotegen sin darse cuenta. ¿Cómo saber si un adolescente está sobreprotegido y qué hacer para cambiar esta situación?

Cómo saber si estoy sobreprotegiendo a mi hijo adolescente
En las sociedades europeas se da la paradoja de que, aunque los riesgos reales son muy escasos (los hay, pero no puede compararse, por ejemplo, Barcelona con Caracas), hay un bombardeo continuo sobre ellos, lo que aumenta la sensación de peligro.
Hay muchos motivos por los que las familias sobreprotegen a sus adolescentes, pero uno de los más comunes es ese, el peligro percibido, que no es real; también hay un motivo social: el paradigma de paternidad ha cambiado. En este cambio, las familias andan un poco perdidas y es fácil que al salir del tradicional autoritarismo, al mirar más por el bienestar de los hijos, se pase a la sobreprotección.
¿Cómo actúan con sus adolescentes los padres y madres sobreprotectores?
No dejan que sus hijos se equivoquen.
Hablamos de equivocaciones que no comportan un riesgo físico o moral grave (nadie dejaría a su hija adolescente que se “equivocara” quedando a solas con un desconocido).
Los padres sobreprotectores prefieren prohibir a dejar que sus hijos se equivoquen en cualquier ámbito (hacer tal o cual actividad, elegir un itinerario de estudios u otro…).
Realizan sus tareas en su lugar.
Son padres y madres que hacen la cama a sus adolescentes y hasta les llevan los deberes al instituto si se los han olvidado.
No hablamos de hacer un favor un día (eso es ser flexible); hablamos de hacerles las cosas de forma sistemática, a diario y en muchos ámbitos.
Toman todas las decisiones por ellos.
Desde las amistades con las que deben salir hasta la ropa que deben llevar cada día, el guion de los trabajos de clase, la carrera que deben cursar, y casi siempre sin preguntarles a los hijos su opinión: los padres sobreprotectores dan instrucciones continuamente.
“Rescatan” a sus hijos de cualquier problema.
En el afán de evitarles el sufrimiento a sus hijos e hijas, las familias sobreprotectoras terminan no reconociendo sus errores y defendiendo lo indefendible.
Son madres y padres que acompañan a sus hijos a las revisiones de exámenes para oponerse a la nota, que infravaloran a la amiga con la que se han enfadado o a la novia que los ha dejado…
Ven más peligros de los existentes.
Los padres sobreprotectores suelen tener mucho miedo del peligro, por lo que terminan viéndolo donde no lo hay.
Por eso sus hijos suelen tener poca libertad para moverse solos, ir a lugares nuevos, probar actividades…
Consecuencias de la sobreprotección en la adolescencia
Los padres y madres que sobreprotegen no piensan que estén haciendo nada perjudicial para sus hijos; al contrario, su intención es facilitarles la vida, evitándoles el sufrimiento y las equivocaciones que, quizá, sienten que ellos cometieron.
Sin embargo, el resultado que obtienen es bien diferente, especialmente en la adolescencia, que es una etapa en la que hay necesidad de asumir riesgos, tener nuevas experiencias… La revolución cerebral adolescente permite, más que en ningún otro momento de la vida, crear hábitos, aprender de los errores, decidir en qué sentido se desea caminar.
Pero la magia cerebral de la adolescencia necesita tiempo y espacio, y todas esas acciones de los padres sobreprotectores ahogan la libertad adolescente, impiden su sano desarrollo.
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¿De qué manera actúa, concretamente, la sobreprotección en la adolescencia?
1. Si no le dejas equivocarse, tendrá pánico del error.
El cerebro adolescente aprende a gran velocidad. Y hay muchas maneras de aprender, pero una de las más eficaces es el ensayo-error.
Si un adolescente tiene miedo de equivocarse, es más que probable que se transforme en un adulto incapaz, por miedo a equivocarse, de cambiar sus hábitos, de reorientar su vida… Aunque lo necesite.
Peor aún, un adolescente que no tiene la oportunidad de equivocarse no aprende a medir los riesgos, por lo que puede caer más fácilmente en conductas de riesgo o delictivas, o en dependencias.
2. Si lo haces todo en su lugar, no aprende a ser responsable de sí. 
Uno de los caballos de batalla de las madres de adolescentes es la responsabilidad.
Responsabilidad no significa que no le ayudes nunca, sino que no lo hagas todo en su lugar. Porque lo que aprende es a delegar sus asuntos, desde los más pequeños hasta los mayores, a no responsabilizarse de ellos.
Y cuando se convierta en una persona adulta, tenderá a crear relaciones de dependencia con los otros.
3. Si tomas las decisiones por él, no se sentirá capaz de decidir.
A tomar decisiones se aprende decidiendo.
De manera ideal, la capacidad de decisión comienza en la infancia (me pongo chaqueta o no; cojo la bufanda roja o la verde), y en la adolescencia el margen se va ampliando, adaptándose a las capacidades de cada adolescente.
Si no dejas a tu hijo adolescente tomar decisiones, le estás diciendo que no sabe decidir. Un mensaje, el de incapacidad, que puede ser muy perjudicial para su autoestima en formación.
4. Si le rescatas del sufrimiento, nunca soportará el dolor.
En la vida hay dolor. Por optimistas que seamos, por mucho que nos centremos en las cosas buenas… El dolor está ahí, existe, y hay que saber transitarlo.
Grandes tragedias hay pocas, pero en todas las vidas hay, a diario, pequeñas decepciones y, si tu adolescente no sabe tolerarlas, es posible que se convierta en una persona sin alegría.
5. Si le proteges de peligros que ni siquiera existen, tendrá miedo del mundo.
Hay un nivel positivo de miedo, de alerta razonable, que es sano y protector, pero más allá de eso, el miedo excesivo es siempre un problema.
Las personas que saben manejar sus miedos son personas más felices, pero para ello es necesario haber transitado el miedo y que este esté adaptado a la realidad.
¿Cómo dejar de sobreproteger a los hijos?
No es fácil dar marcha atrás. Recuerdo a una madre que siempre ayudaba a su hija de dos años en el parque: a subir, a bajar, a tirarse por el tobogán… Cuando le explicaron las ventajas de que la niña asumiera los retos por sí misma, lo aplicó de inmediato. La siguiente vez que su hija se subió al tobogán, se cayó.
Esa niña estaba desconectada con su propio cuerpo; como ella, un adolescente sobreprotegido puede que no sepa lo que es capaz de hacer.
La única solución es ir dándole responsabilidades pequeñas, poco a poco, mirarle mucho y hablar mucho. Quizá hoy no pueda organizar la cena completa, pero sí puede poner la mesa. A lo mejor le cuesta mucho decidir las asignaturas que quiere cursar el año que viene, pero seguro que sabe cuáles son las que más le gustan este año.
Olvídate de los listados “cosas que puede hacer un adolescente”, o inspírate en ellos, pero no te los tomes al pie de la letra. Tu hijo o hija es único, tu familia es única, y las decisiones deben adaptarse a vuestra realidad.
Piensa, además importa cuántas cosas sea capaz de hacer: si se valora de forma adecuada, si se quiere bien, se sentirá libre para actuar, equivocarse y volverlo a intentar.
Dime, ¿crees que estás sobreprotegiendo a tu adolescente?
6 Comentarios. Dejar nuevo
Hola soy madre de 3 un chico de 20 una chica de 18 y mi adolescente nena de 11, ha sido difícil y se han derramado muchas lágrimas en el proceso de soltar, no te miento vivo con miedo, soy de Guadalajara Jalisco en México y la deliciencia está a la orden del día, los mayores ya en la universidad me preocupan y ocupan mucho, la menor vive atata a la tecnología y me cuesta sacarla de de ese oyó, trato de liberarla y sacarlabal mundo pero es difícil, muy difícil soltarla,byo mencriw en los 80’s libre corriendo en las calles, viajando en bus al colegio y no imagino en éste momento la vida así paros hijos, llena de delincuencia, drogas y cyberpeligro, ayuda, si estoy muy preocupada
Creo qu ahora es cuando menos le estoy sobreprotegiendo porque cuando niña la protegía más, pero aún me queda mucho por aprender y aplicar.
Muchisimas gracias Diana, por esta información, es muy importante para mí. Voy hacer lo mejor que pueda por aplicarla.
Hola, mi hija tiene 12 años, soy madre separada y trabajadora, mis horarios son rotativos , con lo cual no puedo estar siempre pendiente de todas sus cosas, aveces nos falta comunicación, pero no puedo con todo y me siento muy muy culpable de todo,
Ell hasta ahora la veo responsable, pero tengo miedo que se desvíe hacia malos hábitos,
Un saludo
Hola soy de Argentina, tengo 2 hijos, creo que aun no son adolescentes; pero quiero ir preparándome en el tema. El varón de 11 años y la nena de 10. Fui una hija sobreprotectora y ahora soy una mamá sobreprotora, con la ayuda de mi marido trato de no serlo. Te sigo, por que me gustan mucho tus notas. Gracias por ayuda que nos brindas.
Muchas gracias Diana, un artículo muy interesante. En mi caso con mi hija de 13 años, hay cosas en las que le doy bastante libertad y otras que menos. Intentaré a partir de ahora ir soltando más, poco a poco. Gracias