No me gusta la pareja de mi hijo adolescente

No me gusta la pareja de mi hijo adolescente, ¿qué puedo hacer?

Silvia tiene 16 años y lleva algunos meses de relación con David. Desde que comenzó a salir con él, sus padres han notado ciertos cambios: pasa más tiempo fuera de casa, ha bajado sus calificaciones y a veces parece más irritable. Los padres de Silvia sienten que él podría estar teniendo una influencia negativa sobre su hija y, aunque saben que no pueden prohibir la relación, les cuesta quedarse de brazos cruzados.

La adolescencia es la etapa de las primeras independencias, de los primeros amigos verdaderamente escogidos y, claro, de las primeras relaciones de pareja. Y en esta rápida sucesión de primeras veces, es habitual que al ver a la primera pareja de un hijo o hija adolescente los padres se echen las manos a la cabeza.

Nadie ignora que las relaciones adolescentes son importantísimas, aunque muchas veces terminen siendo muy breves, y además están atravesadas por una inmadurez emocional que es lógica en esta etapa del desarrollo.

Por eso resulta tan complicado proteger a los hijos de relaciones que nos parecen poco sanas, o de figuras contestatarias y rebeldes. Y es que hay que aprender que a veces no tenemos que protegerlos menos, o de un modo mucho más sutil, conservando la cercanía a los hijos y evitando que la pareja se convierta en una fuente de conflicto en casa. 

La buena noticia es que es posible, conociendo cómo funciona el amor adolescente y cómo podemos mantener la conexión con nuestros hijos “a pesar” de su pareja.

No me gusta la pareja de mi hijo adolescente
Las primeras parejas influyen de manera notoria en la construcción de la propia identidad, en la autoestima y en el autoconcepto de los adolescentes

El amor en la adolescencia

Si el primer mandamiento de la adolescencia es “constrúyete a ti mismo”, las relaciones interpersonales (las de amistad y las amorosas) son los cimientos de esa construcción. 

Eso explica que, de la noche a la mañana, ese niño que se tapaba los ojos con mueca de asco cuando dos personajes de dibujos animados se besaban, de pronto “no pueda vivir” sin la otra persona.

Y es que, en muchos aspectos, el amor adolescente se relaciona con momento vital:

Las relaciones adolescentes como fuente de desarrollo personal

Los estudios son claros: las relaciones adolescentes contribuyen al desarrollo pscioemocional, al aprendizaje de habilidades sociales y de comunicación, al conocimiento de las normas sociales, de las expectativas de género y de cómo interactuar de forma adecuada en un contexto afectivo. 

Como consecuencia, las primeras parejas influyen de manera notoria en la construcción de la propia identidad, en la autoestima y en el autoconcepto de los adolescentes. Son, en definitiva, el territorio de “prácticas” donde se construyen los patrones relacionales de la vida adulta.

El cerebro adolescente y las relaciones de pareja

Al hablar de amores adolescentes debemos tener en cuenta que el cerebro de un adolescente aún se está desarrollando, especialmente las áreas relacionadas con la toma de decisiones y el autocontrol.

Si tenemos en cuenta que el amor inunda el cerebro con dopamina, activando el circuito de recompensa (euforia-deseo-dependencia-abstinencia), es fácil comprender que los adolescentes “caigan” tan fácilmente en enamoramientos muy profundos, sintiendo muchas veces atracción hacia personas que tal vez no les convengan, involucrándose en relaciones poco sanas o priorizando estas relaciones por encima de otras actividades, como los estudios, sus amistades o su familia.

Las relaciones adolescentes y el deseo de independencia

Los adolescentes necesitan sentirse independientes, y para ello necesitan cuestionar la autoridad de sus padres. 

Por eso, en ocasiones, el tema de la pareja se convierte en un punto de conflicto. Si el adolescente interpreta que los padres se oponen a que tenga pareja, puede verlo como una amenaza a su libertad. En su deseo de demostrar que puede tomar decisiones por su propia cuenta, puede desoír los consejos de sus padres, incluso si de manera objetiva es capaz de sentir que son razonables.

Cinco razones por las que no te gusta la pareja de tu adolescente

El tema de la pareja en la adolescencia es, como puedes comprender, delicado. Evidentemente, estás en tu perfecto derecho a que no te guste la “persona especial” de tu adolescente, pero si no quieres que esto sea un conflicto en casa, te invitamos a que te preguntes por qué te sucede esto, pues quizá la respuesta te sorprenda.

Algunas ideas:

1. Crees que es una mala influencia

Es natural que quieras que tu adolescente tenga cerca a personas que le ayuden a crecer y a ser mejor. 

Si desde que sale con “esa persona” has sentido que se ha alejado de sus estudios o que se pone más a menudo en situaciones de riesgo, o… Quizá pienses que le está influyendo negativamente y que esa relación podría ser perjudicial. 

2. Sientes que esa persona es emocionalmente inmadura

Si has percibido, porque la has visto o por comentarios de tu adolescente, actitudes o comportamientos inmaduros en la pareja de tu hijo, quizá estés dudando de su capacidad para mantener una relación equilibrada y respetuosa. 

A nadie le gusta ver a su adolescente con una persona irresponsable, impulsiva o irrespetuosa, y pensar que tu hijo está invirtiendo su tiempo y sus esperanzas en alguien que no está a su altura emocional puede llegar a ser muy frustrante. 

3. Tenéis valores diferentes

Quizá la pareja de tu adolescente tiene ideas muy distintas sobre la vida, los estudios o el futuro, y esto genera un choque con los valores has tratado de inculcar en tu familia. 

Cada persona tiene sus propios valores, pero es normal que si ves a tu adolescente con una persona muy diferente a la que te gustaría sientas una cierta incomodidad y dudes sobre la idoneidad de la relación.

4. Temes que tu adolescente se aísle de la familia

Quizá sientes inquietud porque tu hijo parece distanciarse de la familia desde que está en una relación

Si percibes que ahora le da menos importancia a las actividades familiares o si notas que dedica más tiempo a su pareja que a la familia, puede que sientas que la pareja de tu hijo representa una amenaza para la unidad familiar.

5. Sientes que la pareja de tu adolescente te ha desplazado

Aunque pocos padres están dispuestos a admitirlo, algunos experimentan una especie de «celos» al ver que sus hijos han encontrado en otra persona a alguien en quien confían y con quien comparten gran parte de su tiempo. 

Este sentimiento de desplazamiento es más común de lo que parece y no implica necesariamente que el vínculo con tu adolescente sea negativo o posesivo; se trata, la mayoría de las veces, de un duelo por la relación con tu hijo que es necesario transitar.

Su pareja no te gusta: que no afecte a la dinámica familiar

Bien. Su pareja no te gusta, lo tienes claro. Pero es su pareja, y sabes bien que, a menos que veas un peligro real (si sospechas que tu adolescente tiene una relación tóxica, por ejemplo), interponerse en esta relación sería la peor de las ideas. 

Hay algunas cosas que puedes hacer si no te gusta la pareja de tu adolescente: Relaciones tóxicas en la adolescencia

Practica la escucha activa y muestra interés sin juzgar

Escucha lo que tu hijo tiene que decir sobre su relación sin juzgar

Pregúntale qué le gusta de su pareja y cómo se siente en la relación. Esto no solo permitirá que confíe en ti, sino que también podrás entender mejor su perspectiva y sus emociones.

Respeta su elección y apóyalo en su camino de aprendizaje

Es importante recordar que cada relación es una oportunidad de aprendizaje para tu hijo. 

Permítele tomar sus propias decisiones, incluso si te parecen un error. Estar ahí para él, brindándole apoyo sin cuestionar sus elecciones, le ayudará a saber que siempre puede contar contigo.

Sé el ejemplo de una relación saludable

Si deseas que tu hijo reconozca lo que es una relación sana, sé un ejemplo. Si muestras respeto, empatía y comunicación asertiva en tu propia relación (de pareja o con otras personas), tu hijo aprenderá de tu modelo. 

Esto le ayudará a diferenciar una relación sana de una que no lo es y le brindará herramientas para gestionar sus propios vínculos.

Expón tus preocupaciones de manera constructiva

Si realmente sientes que la relación de tu hijo es dañina, exprésale tus preocupaciones de manera respetuosa

En lugar de criticar a su pareja, utiliza frases que reflejen tus sentimientos y preocupaciones, como: «Me preocupa que desde que estás en esta relación te noto más alejado de tus amigos y de las cosas que antes te gustaban». Esto abrirá el espacio para que inicie su propia reflexión.

Refuerza tu relación con tu adolescente más allá de su pareja

Recuerda que tu relación con tu hijo no debe girar solo en torno a su pareja. Encuentra momentos para conectar con él con actividades que os gusten: ver una película, cocinar, salir… 

Al cultivar el vínculo en otras áreas, le demuestras que tu interés en él va mucho más allá de este aspecto de su vida.

Tenlo claro: en la adolescencia, la relación con tu hijo, tenga pareja o no, va a cambiar. Pero si consigues seguir demostrando amor y apoyo incondicional puedes mantener un vínculo para toda la vida y enseñarle, además, a establecer con los otros relaciones saludables. 

Cuéntanos, ¿qué tal te cae la pareja de tu adolescente?

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