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Carta a esas mujeres arrepentidas de ser madre. No estáis solas.
Querida amiga:
Puede que lleves un tiempo sintiéndolo, y puede que sea una sensación que acaba de llegar a tu vida. Pero sé que, a veces, cuando la casa se queda tranquila por la noche y has terminado de doblar la colada, en ese ratito en el que te tomas una infusión, y lees un libro o ves una película, sientes que no puedes más. Y en ese no poder más, a veces te preguntas si hiciste lo correcto cuando decidiste ser madre. Si no ha sido un camino en el que te has ido desdibujando y apagando. Es difícil, pero en ocasiones te dices que te arrepientes de haber tenido hijos.
Hoy te escribo para decirte que no estás sola.
Lo creas o no, muchas mujeres pasan por un proceso similar, aunque es difícil saber cuántas madres se sienten arrepentidas de serlo: porque el juicio social al que se ven sometidas cuando lo dicen (¡qué barbaridad, una madre arrepentida!), el autojuicio (¿cómo puedo arrepentirme de mis hijos?) y las sensaciones contradictorias (¿me arrepiento de verdad? ¡Pero si adoro a mis hijos y no los cambiaría por nada!) hacen que la mayoría callen sus sentimientos.
Las palabras de hoy son para ti, porque, tanto si decides hablar como si decides callarte, mereces comprensión (no juicio), consejos y apoyo.
Ser madre es lo mejor que me ha pasado… ¿o no? Razones para arrepentirse de ser madre
Al hilo de la publicación de su libro Madres arrepentidas, la socióloga israelí Orna Donath hablaba en una entrevista de cómo la sociedad idealiza la figura de la madre, creando así presión para que las mujeres deseen serlo y después sientan gratitud y alegría a pesar de los cambios y sacrificios que supone la maternidad. Ya sabes, el famoso “pero su carita lo compensa todo”. Y esto, afirma Donath, supone entre otras cosas negar la complejidad de la experiencia maternal.
Porque no es todo tan fácil, en absoluto. No todas las madres sienten que los sacrificios les compensan y que los hijos son lo mejor que les ha pasado en la vida, y no conozco a ninguna lo sienta todo el tiempo. La maternidad es complicada y variada, y más en esta época en que vivimos, de tanta exigencia y tan poca tribu.
Y, lógicamente, las razones para arrepentirse de ser madre son igual de variadas que la maternidad misma. Te traigo aquí algunas de las más comunes:
Expectativas desajustadas
La maternidad a menudo viene acompañada de sueños e ideales. Una decide ser madre e imagina momentos felices, risas y un vínculo muy especial con los hijos. Sin embargo, la realidad de ser madre es muy diferente de las expectativas iniciales.
Al principio son noches de insomnio y el peso de sentir que un ser tan pequeño dependa de una las veinticuatro horas. Después viene la dificultad para gestionar las emociones de los hijos, en ocasiones el duelo porque no son como nosotras hubiéramos querido; luego van las complejidades de la adolescencia, en la que muchas veces se da una gran desconexión con los hijos…
Y es que en la maternidad suele haber una gran carga de frustración. Y este choque entre lo que creíamos (la maternidad idealizada socialmente) y la realidad puede llevar a sentimientos de arrepentimiento.
Pérdida de identidad
Cuando te conviertes en madre, es fácil que tu identidad se diluya.
Conoces a otras personas y en sus teléfonos ya no eres “Elena” sino “Mamá de Manuela”. Vas a visitar a tu familia y nadie te pregunta cómo estás. Tú misma dejas tus deseos y necesidades personales en segundo plano, o directamente los olvidas…
Este cambio puede generar una sensación de pérdida, ya que sientes que has dejado de ser aquella que eras antes y, seguramente, tampoco estás conforme con que tu identidad se resuma a que eres madre de otras personas.
Falta de apoyo emocional
La maternidad puede ser un viaje solitario, especialmente si no cuentas con una red de apoyo sólida. La falta de apoyo de tu pareja, amigos o familiares puede hacer que te sientas abrumada y sola.
Esto sucede ya desde el embarazo: las madres que se sienten menos apoyadas por su entorno tienden a padecer más problemas de ansiedad que aquellas que se sienten acompañadas.
Y es una de las paradojas de la sociedad contemporánea: nos anima a las mujeres a que seamos madres pero nos deja sin apoyo, ni material (ya no vivimos en familias extensas que puedan ayudarnos) ni emocional (pues la sociedad entera pretende que nos comportemos como si no tuviéramos hijos).
Estrés y presión social
Nuestra sociedad a menudo nos impone ideas poco realistas sobre cómo debería ser una madre, y la presión por cumplir esas expectativas puede ser demoledora.
Parece que las madres de hoy necesitamos hacerlo todo, y todo bien: trabajar, tener la casa limpia, ser amorosas y pacientes con los hijos sin dejar de ser exigentes, llevarlos a extraescolares pero dándoles tiempo para “aburrirse”…
El miedo al juicio y la necesidad de encajar en una imagen idealizada de la maternidad pueden llevarte a cuestionar tu decisión.
Cambios en la relación de pareja
Tenemos claro que la llegada de un bebé a casa puede cambiar radicalmente la dinámica de pareja, por aquello de las nuevas responsabilidades, las tensiones, el estrés…
Pero la realidad es mucho más compleja. Aunque se haya superado esa primera etapa con éxito, hay muchos otros momentos en la vida de los hijos donde la relación de pareja se pone a prueba. Uno de ellos es la adolescencia: saber elegir las batallas, tomar decisiones educativas… Navegar este periodo no es nada fácil.
Y si como pareja no logramos irnos adaptando a esta realidad cambiante que son los hijos, es fácil caer en la desconexión y en la desilusión.
¿Se puede superar el arrepentimiento en la maternidad?
Sea cual sea la razón o la combinación de razones que te ha llevado a arrepentirte por haber sido madre, hay algunas cosas que puedes hacer para sentirte mejor. Esto no significa, necesariamente, que tus sentimientos vayan a cambiar (quizá lo hagan y quizá no: el arrepentimiento también puede ser pasajero, cuando se atraviesa una época difícil), pero, en cualquier caso, ese no es el objetivo de esta carta. De lo que se trata es de acompañarte y de apoyarte.
Sí hay algunas cosas que pueden ayudarte:
1. Valida tus emociones
Es fundamental que reconozcas y valides tus emociones. Permítete sentir lo que sientes sin juzgarte. Recuerda que el arrepentimiento es una emoción humana y válida. Puedes llevar un diario donde escribas tus pensamientos y emociones; esto te ayudará a procesarlos y a entenderlos mejor.
2. Busca apoyo
No dudes en buscar apoyo. Hablar con otras madres que también se sientan arrepentidas de ser madres puede ser liberador. O, sencillamente, busca hablar con personas que sabes que no te van a juzgar. Compañías que puedan ofrecerte un espacio seguro donde compartir tus sentimientos y encontrar empatía.
3. Redefínete
Tómate un tiempo para ti, y reconecta contigo misma. Haz una lista de los intereses, pasiones y sueños que tenías antes de ser madre, y busca formas de incorporarlos a tu vida diaria. Puede ser a través de un hobby, un curso o simplemente dedicando tiempo a tus intereses personales.
Si eres capaz de redefinirte y de recuperar tu identidad, seguramente te sentirás mejor y más realizada.
4. Establece límites claros
Es importante que aprendas a decir no. Puede que sientas la presión de cumplir con muchas expectativas de la maternidad, pero es esencial que establezcas límites para cuidar de tu bienestar emocional.
De la misma manera que haces con tu adolescente, prioriza siempre, como madre, aquello que realmente te importa y no dudes en delegar tareas o pedir ayuda cuando lo necesites.
5. Considera la ayuda profesional
Si te sientes sobrepasada por tus sentimientos de arrepentimiento, si estos te provocan una pena excesiva o te ocupan demasiado espacio mental, hablar con un profesional de la salud mental puede ser muy beneficioso.
Un profesional puede ofrecerte herramientas y estrategias para manejar tus emociones, así como un espacio seguro para explorar tus sentimientos sin juicios.
Querida amiga, la maternidad es un viaje complejo, lleno de emociones y retos. No hay una forma única de vivirla, y es normal experimentar altibajos en este camino. Lo más importante es que te permitas explorar tus sentimientos y buscar el apoyo que necesitas.
Y, sobre todo, recuerda: no estás sola. Arrepentida o no, estamos aquí para apoyarte.
7 comentarios. Dejar nuevo
Me siento totalmente identificada. La de veces que habré dicho “en mi próxima vida no pienso ser madre”, mi marido solía decirme que no le gustaba escucharme decir eso, y yo le contestaba “cállate que tampoco me pienso casar” jajaja. Evidentemente era una forma de pedir ayuda, de decir no puedo yo sola con esto. No me hacía sentir culpabilidad la verdad pero si incomprensión. . Acaso nadie más pensaba como yo? Menos mal que soy de hablar mucho y siempre encontré a alguien que me comprendía y que compartía mi sentir. Muchas gracias por normalizar la maternidad.
Pues yo me arrepiento de ser madre muchas veces, porqye la verdad pense qye setia mas facil. Lo tenia tan idealizado…todo bonito..que al encontrarte con un adolescente que vive bajo tu mismo techo pero que no esta contigo como antes…y despues siempre pense que lo de estudiar y tal facilisimo tambien….madre mia…que eqyivocada estaba. Y la verdad te dedicas tanto a ellos que esperas algun agradecimiento…pero mendigas para que te den algo de agradecimiento y cariño. Ycomo digo yo..es un niño bueno..si llega a ser malo..madre mia que seria de mi
Igual que yo
Hola! A pesar de lo difícil y desagradecido que es el papel de madre, yo no me arrepiento. Forma parte de una decisión más de mi vida en un molento dado. En otra vida lo elegiría? No lo sé! Cuando miro a mis hijos los miro orgullosa de las personas q son, aunque me hayan llevado al extremo de querer darles una bofetada (q no he dado) pero sí gritarles q ya no puedo más!! Gracias a Diana y a la terapia personal he podido dar un giro en mi relación con ellos. Nuestra vida no es color de rosa, tienen una madre perfectamente imperfecta, como ellos, q a ratos los quiere mucho y a ratos querría que desaparecieran, pero aceptando lo q hay. Con la experienciq de ahora es fácil opinar, pero creo que todas deseamos actuar de la mejor manera q sabemos y en beneficio nuestro y de nuestros hijos, si no no estaríamos en este maravilloso grupo.
Estoy atravesando un momento hasta bipolar diría con mí mí hija adolescente de 15 años. Somos muy unidas, compartimos momentos, series, cenas,salidas. Eso está perfecto. Su papá falleció hace 2 años, y tengo poca red familiar cerca pues viven lejos. Tooodo recae sobre mí,obvio soy la culpable de todo. Pero estoy para ella y la sigo acompañando. Estoy aprendiendo a que no es conmigo, su enojo repentino, sus malos modales, cambio de humor. Es el desafío más grande de mi vida. Y como decía la carta. ..estoy reconstruyendo mi identidad, de a poco, y eso me sostiene.
No me imagine encontrar un articulo hablando de este tema. Es triste ver como en verdad la sociedad nos estigmatiza y crecimos con el ideal de tener una ‘familia feliz’ y todas esas cosas. Cuando estaba en los 20’s solia decir que no queria tener hijos porque ya veia como este mundo estaba poniendose cada vez mas pesado, sin embargo hacia los 30 me surgio un sentimiento no se de donde y coincidio que fue la epoca mas linda que tuve con mi esposo y asi nacio mi primer hijo, hermoso y a pesar que la cuestion de pasar sin dormir fue lo mas duro, su crecimiento fue maravilloso. 3 anos despues llego mi segundo hijo, con unos pulmones tan fuertes que me generaba mucho estres escucharlo llorar. En ese tiempo tenia un trabajo estable hibrido, asi que tenia contacto con mis companeros y la oficina era como mi ‘escape’. Sin embargo, por alguna razon mi esposo siempre ha tenido compromisos mas importantes que los mios, incluyendo su trabajo y asi fue como termine metida en la casa con los ninos, luego de un layoff colectivo en la empresa hace ya 6 anos. Desde entonces trate de encontrar trabajo de nuevo, pero no lo logre. Estuve trabajando remoto por 2 anos dando clases, fue muy duro por el horario, vivia super cansada y estaba toooooodo el dia con los ninos, con la presion de que hay que hacer de comer y llevarlos aqui y que hagan X o Y actividad, en ese tiempo llego la pandemia y fue aun peor. Mi vida social practicamente desaparecio desde enconces, mis amistades igual de ocupadas, cada quien en lo suyo. Hoy dia sigo trabajando desde casa, ahora manejo un negocio que tenemos con mi esposo. El sigue en su trabajo de 8 a 5 porque tenemos muchos gastos y aun no ha despegado del todo el negocio. Nos mudamos aun mas lejos, asi que mi vida social practicamente no existe. Mi hijo mayor esta entrando en la adolescencia y es muy dificil de manejar, no quiere hacer nada, ha cogido malas amistades, no rinde en el colegio, es como si fuera otra persona. Para mi es muy triste ver como todo lo que trate de ensenarle e inculcarle se ha ido por la borda. Mi esposo trabaja, trabaja y trabaja. La relacion entre ellos es muy distante, no hay comunicacion. Mi hijo pequeno aun da mas alegrias, pero realmente quisiera no haberme metido en este viaje. Mis suenos eran otros y los olvide por criar a mis hijos. la relacion con mi esposo es cada vez mas fria, todos hemos cambiado mucho y en este punto creo que lo unico que me queda es orar y seguir trabajando en mi renacer personal para no dejar que las emociones me hundan.
Es bueno ver este tipo de artículos, ya hoy en día no todo lo que se dice es rosa cuando se habla de maternidad, eso me hace sentir mas calma y menos rara. No me siento arrepentida, quería ser mamá y busque serlo, pero no hablo bonito de la maternidad, ya sabia que la cosa era compleja segun lo que observaba, al pasar por mi propia experiencia siempre dije eso que que no dice. No me arrepiento pero no me gusta. Aqui hay una descripcion muy acertada de ser mamá, es un estado de frustración, es abrumador y angustia constantemente, ya estoy en el punto de adolescencia y wow que fuerte, es una decisión que tomamos en punto de alto amor, para luego ver que es un trabajo mal agradecido donde sometes tu ser a la presión mas alta del universo, donde tienes una tribu pero de jueces, que la encabezan las personas que mas te importan. Todo lo que nos define en ese eco donde le dicen a nuestra madre es niña, nos marca como complicado y dificil, ser mujer no es cualquier cosa. Hay que hablar de lo que sentimos, y tambien debemos irlo hablando desde cada momento porque va cambiando cuando ya el bebe crece vas entendiendo cosas. Siempre siempre seremos juzgadas por mujeres y como mujeres.