¿Madre de adolescente y agotada?

¿MADRE DE ADOLESCENTE Y AGOTADA?

NO DEJES QUE SE INSTALE EL BURNOUT PARENTAL

Las madres están cansadas. Parece que hemos asumido este hecho como la única realidad posible: el cansancio, tan físico durante la primera etapa de la crianza, nunca desaparece. Da igual si se trabaja o no por cuenta ajena, a tiempo completo o parcial; da lo mismo si se ejerce una profesión liberal o del sector primario: muchas madres (y padres) de hoy están sometidas a un estrés continuo, durante largo tiempo, y este hecho puede acabar desencadenando el llamado síndrome de burnout parental.

El burnout es la respuesta del organismo ante una situación de estrés continuado, cuando la persona que lo sufre no tiene recursos para compensar este estrés. Es un agotamiento extremo, que no se recupera durmiendo, y que puede ser físico, emocional o una mezcla de ambos. La persona tiene la impresión de no poder salir de este estado.

El burnout parental, a pesar de compartir nombre con él, se diferencia del laboral en algo fundamental: del rol de madre o padre no hay fines de semana, ni vacaciones, ni dimisiones, ni bajas por estrés. Y, por si esto fuera poco, las madres en burnout se sienten avergonzadas.burnout

Pero esto no es todo. Una madre o padre en burnout parental tiene muchas más probabilidades de adoptar un comportamiento negligente o violento con respecto a sus hijos, problemas ambos que, de mantenerse en el tiempo, pueden tener consecuencias graves.

Por eso creo que el burnout parental es algo que hay que tomarse muy en serio, centrándose en la solución, pero sobre todo en la prevención.

Y la mejor prevención para el burnout parental es la formación de madres y padres. Pero eso te lo explico después. Vamos por partes.

Los síntomas del burnout parental

Las psicólogas Isabelle Roskam y Moïra Mikolajczak, profesoras en la universidad de Lovaina (Bélgica) y fundadoras de un proyecto para prevenir y superar el burnout parental, afirman que es importante distinguir el burnout parental (que se manifiesta en la familia, con relación a los hijos) del profesional (que se relaciona con el trabajo), la depresión postparto (que se debe a la acción de las hormonas y se manifiesta en los días siguientes al parto) y la depresión (que afecta a todas las esferas de la vida de una persona, aunque hay que tener presente que el burnout en un aspecto de la vida puede terminar dando lugar a una depresión).

Los síntomas característicos del burnout parental, según estas mismas investigadoras, son:

  • Agotamiento en el rol de madre o padre

Sí, todas las madres están cansadas. Pero no todas están extremamente agotadas, exhaustas, a diario, desde que se levantan, aunque hayan dormido suficiente. No se trata solo de una fatiga física; puede ser mental o una mezcla de ambas.

Son madres y padres que, cuando se levantan por la mañana, se sienten incapaces de abordar un día más con sus hijos, de realizar hasta la tarea más mecánica de su rol de madres.

Este agotamiento profundo suele ser el primer síntoma en aparecer y, si no se le presta la atención debida, puede acabar desencadenando los otros.

  • Saturación y pérdida de placer en su rol de madre o padre

No se trata de no disfrutar haciendo la comida o recogiendo los juguetes, no: se trata de haber perdido la sensación de disfrute en esa faceta de la vida, la de madre. 

Verse, por ejemplo, incapaz de disfrutar de placeres serenos como sentarse en familia a ver un a película o ir con los hijos a practicar su deporte favorito. No poder enfrentarse a una adolescente que llega entusiasmada después de quedar con sus amigas y quiere contarte mil cosas sobre lo que ha hecho. 

  •  Distanciamiento afectivo con respecto a los hijos

Con la energía bajo mínimos, se impone el distanciamiento afectivo, y lo que les pasa a los hijos, lo que sienten o cuentan, ya no nos interesa. Se pierde el interés por la educación de los hijos y se dejan de lado los gestos y palabras afectuosas. Es una madre que hace lo que hay que hacer, de manera casi automática, como si la relación con los hijos se resumiera a las rutinas, sin más. 

  • Sentimiento de contraste entre la madre que se era y la que se es

Hay una toma de conciencia de que ya no se es la madre o padre que se era, y aún menos la que se querría ser. La sensación de que ya no se es la misma persona, la misma madre o padre que antes es la guinda del pastel en el burnout parental.

Por supuesto, como decía antes, muchas madres experimentan estos síntomas de manera ocasional. Sin embargo, el burnout parental va un paso más allá del estrés ordinario de nuestras vidas de madre: es estrés crónico e insoportable, que se manifiesta no solo de forma psicológica (no se trata solamente de una percepción subjetiva) sino física: se ha descubierto que en las madres y padres con burnout parental el cortisol, la hormona del estrés, era el doble que en otras personas que no tenían burnout (incluso mayor que en pacientes con dolor crónico severo) y, de hecho, sus niveles se reducían tras el tratamiento psicológico.

(Por cierto, ya hablamos de burnout, maternidad y cortisol en este artículo del blog).

Las consecuencias del burnout parental

Los estudios psicológicos muestran que un 5% de padres y madres, y hasta un 9% en los países occidentales, padecen burnout parental

Madre agotadaSe trata de un problema psicológico que habría que tener muy en cuenta, pues pone en riesgo la salud de quienes lo padecen y de los menores a su cargo.

Quienes tienen burnout parental manifiestan ideas suicidas mucho más frecuentemente que quienes padecen burnout laboral, e incluso que personas con depresión. Son personas que, además, sufren de otros problemas físicos, como trastornos del sueño o somatizaciones.

Y además, como avanzábamos antes, también sus hijos pueden sufrir las consecuencias del estrés parental. 

¿Se puede evitar el burnout parental?

La psicología no funciona como las matemáticas, y hay muchos factores en juego a la hora de manifestar, o no, burnout parental. De hecho, los factores sociodemográficos como la clase social o el hecho de ser madre soltera o de una familia numerosa tienen, sorprendentemente, poca influencia en este síndrome.  

Sí se han detectado algunos factores de riesgo, como:

  • Algunas características de los padres, como el perfeccionismo o la ausencia de recursos para manejar el estrés y las emociones.
  • Algunas características de los hijos (por ejemplo, el hecho de tener necesidades especiales, o también características psicológicas como un escaso autocontrol).
  • La calidad de la relación con el otro progenitor, especialmente en lo que se refiere a la maternidad.
  • La ausencia de una red de apoyo, en forma de familia extensa o amigos.
  • La desorganización en la familia (ausencia de horarios o rutinas).
  • La ausencia de posibilidad de realizar actividades personales y significativas.

Es decir, el burnout parental no está causado por llevar una vida que pudiéramos llamar “objetivamente más estresante” que otras, sino que nace del desequilibrio entre los estresores (aquello que provoca estrés) y los recursos que se poseen para reducirlos.

Esto significa, ni más ni menos, que la mejor prevención para el burnout parental está en la dotación de recursos a las familias.

¿Cómo reequilibrar la balanza del estrés para no caer en el burnout?

Está demostrado que las madres que controlan mejor sus emociones padecen menos burnout.

Pero, como sabes y probablemente has experimentado, controlar las propias emociones no es fácil.

Porque no nos han enseñado así ni nos han preparado para ello. Y es que en cuestiones educativas, estamos en una generación de transición de un modelo a otro, lo que hace de nosotras unas pioneras.

Sí hay, no obstante, algunos “trucos” que te van a ayudar en este camino:

  • Identificar tus factores personales de estrés.

Puede ser el desorden, o puede ser el que tu hijo “no quiera estudiar”. También puede ser que te pases el día de “chófer” de tus hijos. O quizá no soportes que tu hija pase tanto rato eligiendo la ropa por la mañana. Saber lo que te estresa te ayudará a conocerte mejor, comprender las causas de ese estrés y encontrar mecanismos para limitarlo.

  • Comprender las razones detrás de las conductas de tu adolescente.

Cuando sabes que la actitud desafiante de tu adolescente, su aparente rechazo a tus muestras de amor y su comportamiento a veces arriesgado responden a su desarrollo cerebral y no son personales ni culpa tuya, se reducen el estrés, la ansiedad y la culpa.

  • Compartir con otras familias.

Las madres africanas padecen mucho menos burnout parental que las occidentales, probablemente porque la labor educativa se realiza de manera comunitaria. En occidente no tenemos una comunidad que nos ayude a educar, pero sí podemos encontrarnos con otras familias que apuestan por una educación similar a la nuestra, y construirnos nuestra propia tribu, física o virtual.

Cuéntame en comentarios, ¿crees que se puede vivir una maternidad sin estrés?

17 comentarios. Dejar nuevo

  • Madre mía, soy yo hasta la última coma

    Responder
  • Has descrito perfectamente como me siento. Había oído hablar del burnout, pero nunca asociado a la maternidad. Son muy interesantes tus artículos, Diana. Me tranquiliza pensar que todas mis inquietudes tienen un nombre y no son una debilidad mía. Gracias por compartir.

    Responder
    • Efectivamente, nombrar lo que nos pasa es tranquilizador. Por eso es importante también enseñar a nuestros hijos a nombrar sus emociones, de esa manera aprenderán a sostenerlas mejor sin sentirse culpables o débiles. Un saludo

      Responder
  • Me identifico mucho y creo que tendré que trabajar varios aspectos de rutinas, pero como puedo incorporar a mi adolescente en estos cambios?

    Responder
  • Yo también había escuchado del Burnout pero en el trabajo.
    Pero me siento un poco identificada pero aún más creo q mi marido está así pero lo peor q no lo quiere reconocer. Todos son peleas diarias y gritos con mi hijo adolescente que no aguanto más.
    No sé qué hacer. Mi situación es especial. Y ya estoy llegando a unos límites que no se qué va a pasar.

    Responder
    • Hola Andrea. No estás sola. Estás acompañada por todo un ejercito de mamás que también se sienten como tú y que trabajan por cambiar la mirada hacia la adolescencia. Espero tenerte en esta comunidad donde seguiremos acompañando a las familias que así lo deseen en este complejo camino. Un abrazo.

      Responder
  • Pues va a ser esto. Lloro casi cada día. Tengo la sensación de vivir al límite todo el tiempo. Siento que mi hijo se aleja de mí y me cuesta recordar buenos momentos cercanos. Todo me saca de quicio. No me gusto nada y pienso cosas horribles.

    Responder
    • Hola Celia. Muchas mujeres viven la adolescencia de sus hijos igual que tú. No estás sola. Pero eso no es motivo para normalizarlo, claro. Por eso es importante pararnos y reflexionar sobre un cambio vital en nuestras vidas. Ya sabes que desde aquí tratamos de ayudar a las familias a cambiar el enfoque. Si necesitas cualquier otra ayuda, ya sabes….

      Responder
  • Hola. Interesante artículo. Sobre todo porque lo vivo cada día.la culpa me consume, por no haber estado cuando mi hija crecía, por trabajar, por separarme, por tener que elegir entre cuidar a mi madre y cuidar de mis hijos incompatibles entre si, por no tener manejo de mis emociones al punto de ya solo querer desaparecer, estoy terriblemente agobiada.

    Responder
  • Hola: yo estoy ya en el nivel de «paso de lo que haga y si quiere estar encerrada en su cuarto todo el verano no le pienso decir nada más veces». Total para qué, no sirve de nada. Sé que no es correcto pero estoy muy desmotivada y decepcionada con ella y conmigo.

    Responder
    • Te comprendo… justo hoy me siento así. Me duele que ya estoy agotada de pedirle obediencia, estoy cayendo, justamente en el «me vale si hace o no las cosas, me preocupare solo por alimentarla y ya». Triste, pero el sentimiento de decepción es grande. No quiero que me agradezca lo que he hecho por ella, por su bienestar, solo quiero que aproveche para ser una mejor persona y tener mejores oportunidades, pero no lo logro, y ya no sé qué más hacer. Tomaré terapia, sin duda =(

      Responder
  • Totalmente identificada,madre divorciada con dos niños de 13 años donde el padre está ausente totalmente….y no puedo más

    Responder
    • Es muy complicada la adolescencia. Por más libros que leamos, la realidad nos supera. Yo soy madre soltera, una hija adolescente. Te comprendo y abrazo. Ellos, algún día, valoraran lo que hemos hecho; no esperamos ni agradecimiento ni reconocimiento público, solo que sean buenas personas. Dios nos conceda ver que lo sean. Mientras tanto, a seguir intentando sobrevivir a esta etapa.

      Responder
  • Es muy complicada la adolescencia. Por más libros que leamos, la realidad nos supera. Yo soy madre soltera, una hija adolescente. Te comprendo y abrazo. Ellos, algún día, valoraran lo que hemos hecho; no esperamos ni agradecimiento ni reconocimiento público, solo que sean buenas personas. Dios nos conceda ver que lo sean. Mientras tanto, a seguir intentando sobrevivir a esta etapa.

    Responder
  • He juntado ahorros y me he venido de vacaciones a la playa con mi hija adolescente. No quiere meterse en el mar, no quiere salir a caminar, no quiere ver el atardecer, no quiere ver la luna sobre el mar, pasa de todo, nada le ilusiona, todo el día con cara de c***. Solo quiere estar encerrada con el móvil . Total que me ha arruinado las vacaciones a mi. Agotada!!!

    Responder

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.