Como profesora y madre, trato con adolescentes todos los días y veo como la comunicación, la motivación y la conexión de muchos se apaga en esta fase de sus vidas.

He vivido la misma situación con mis hijos y alumnos hace algunos años cuando entraba en ese círculo vicioso de los gritos y las malas contestaciones que no me llevaban más que a sentirme culpable por no saber hacerlo de otro modo. Por suerte, un día decidí acabar con esos patrones.

Gracias a ello, he conseguido recuperar la ilusión en el aula y la motivación por mi trabajo con ellos. Y cuando haces de espejo, los propios alumnos dejan de lado el conflicto y las faltas de respeto y encuentran su camino en la gestión de sus emociones, la motivación, la creatividad, el compañerismo y la cooperación con sus compañeros.

Hoy quiero mostrarte esas herramientas para que tu aula también viva esa transformación.