Mi hijo adolescente no escucha mis consejos

Mi hijo adolescente no escucha mis consejos: cinco razones y cinco soluciones

Imagina: tu adolescente tiene un problema y le das un consejo. Y no solamente no te lo agradece, es que a menudo se enfada e, incluso, parece que se esfuerza en hacer exactamente lo contrario de lo que le has aconsejado.

Pero puede ser aún peor: a veces, un adolescente que ha tomado una mala decisión siga persistiendo en ella incluso cuando ya se ha dado cuenta de que no era tan buena idea, o continúa diciendo que “él tiene razón” cuando todas las evidencias dicen ya lo contrario. Y no, no lo hacen únicamente los adolescentes desafiantes o aquellos que tienen problemas de conducta. 

Porque con esa actitud exasperante tu adolescente está pretendiendo demostrarte que “no te necesita”. Que ya no es un niño o niña pequeño y que no le hacen falta tus opiniones ni tu intervención en “sus cosas”. Y si te armas de valor y le preguntas por qué, quizá te diga directamente que “no tienes ni idea”. 

Y es que los adolescentes son conscientes de que crecer es ir siendo cada vez más autónomo en la resolución de los propios problemas. Y quieren demostrarnos que han crecido, que saben sacarse las castañas del fuego por sí mismos.

Por eso es importante que nosotros, como padres y profesores, comprendamos algunas cosas: la primera, por qué los adolescentes se empeñan en no escucharnos; la segunda, que hay maneras de conseguir que sí nos hagan caso algunas veces, especialmente si nuestro objetivo no es tener razón nosotros sino enseñarles, desde el respeto, el camino para solucionar un problema.

Mi hijo adolescente no escucha mis consejos
El problema de los adolescentes, muchas veces, no es tanto que no nos quieran escuchar, sino que no quieren darnos la razón.

Las razones por las que tu adolescente no escucha tus consejos

Lo hemos dicho por encima, pero profundizaremos ahora en las cinco razones por las que tu adolescente no quiere escuchar tus consejos: 

1. Le estás mirando

El problema de los adolescentes, muchas veces, no es tanto que no nos quieran escuchar, sino que no quieren darnos la razón, porque esto les hace sentir como si aún fueran niños. Cambiar de opinión o de actitud cuando le miras significa claudicar: darte la razón y confesar con sus acciones que se estaba equivocando. 

Esto sucede, especialmente, cuando sobre-reaccionamos a ese cambio de actitud. Esos “¿ves como esto funciona así?” o “ya veo que has decidido hacer las cosas como te digo” funcionan para los adolescentes, muchas veces, como impulsos para hacer lo contrario de lo que estamos pidiéndoles.

2. Cree que tus consejos están “contaminados”

Muchos adolescentes que están en situaciones complicadas o tienen un problema desean tanto como sus padres solucionarlo o salir de esa situación, pero no lo consiguen porque, sencillamente, no son capaces de aceptar que un adulto les puede dar una solución desinteresada y respetuosa. 

3. No es capaz de no tener razón

Algunos adolescentes necesitan tener razón. Y sí, se dan cuenta de que eso que están haciendo es totalmente descabellado, de que no tiene sentido… Probablemente, hasta sean conscientes de cómo solucionar el problema, pero le dan más importancia a tener razón que a salir de la situación en la que ellos mismos se han metido.

4. Necesita resolver el problema por sus propios medios

A veces, las personas (adolescentes o adultas) necesitamos resolver los problemas por nosotras mismas. Inconscientemente, sentimos que el aprendizaje está ahí, que todas las ayudas que vengan del exterior no cuentan porque nadie salvo nosotros mismos va a ser capaz de llegar a la solución más interesante para nosotros.

Si tu hijo o hija adolescente rechaza tus buenas ideas para solucionar sus problemas, no es que te esté haciendo de menos, es que, sencillamente, necesita llegar a una conclusión por sus propios medios.

5. No quiere escuchar tus “te lo dije”

¿Recuerdas cómo te sentías cuando tu padre o tu madre te decían eso de “ya te lo dije yo”? Pues a tu adolescente le sucede lo mismo. El no querer escuchar “te lo dije” puede hacer que tu adolescente persista en una conducta aun cuando ya se ha dado cuenta de que no le conviene, y de que tú tenías razón. 

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Cinco maneras de conseguir que tu adolescente siga tus consejos (a veces)

No hay una fórmula mágica para conseguir que tu adolescente siga tus consejos. Puede que de niño te escuchara siempre, pero su momento de desarrollo cerebral le hace apartarse de sus adultos de referencia y, por tanto, desoír tus recomendaciones. 

Pero que parezca que no necesita tu consejo no significa que de verdad no lo necesite. Los adolescentes están en un momento de grandes cambios (físicos, es evidente, pero también personales y sociales) y necesitan que su madre o su padre les apoyen y les aconsejen. Que estemos ahí, pero que no se note.

Hay algunas maneras muy concretas de conseguir que nuestro adolescente se sienta libre de seguir nuestros consejos:

1. No presentes su cambio de opinión como un triunfo personal

En ocasiones, los padres presentamos los pequeños conflictos familiares como relaciones de poder, como pulsos diarios en los que nos medimos con nuestros hijos. Lo que sienten ellos, en ese caso, es que hacer lo que les decimos, aunque vean claro el beneficio, significa ceder.

Si todos los días insistes para que tu adolescente se ponga a estudiar, el primer día que lo haga sin recordatorio no le digas “¡lo he conseguido!”. Puede que, incluso, no sea necesario hacer ningún comentario al respecto. Solamente pregúntale si tiene mucha tarea, cómo lo lleva y si necesita ayuda. Tu relación con tu adolescente no es ni una competición ni una guerra de control.

2. No le des soluciones, buscadlas juntos

Si sientes que tu hijo rechaza tus consejos solamente porque vienen de ti, lo mejor que puedes hacer es no darle ninguno. O al menos, no directamente

Hay algunas maneras de hacerlo, aunque tienes que ver cuáles funcionan mejor entre tu adolescente y tú. Puedes, por ejemplo, decirle lo que hiciste tú a su edad, cuando te encontraste en una situación parecida, preguntarle qué se le ocurre que podría hacer y sopesar juntos los pros y los contras, hacer una lluvia de ideas…

3. Modela el cambio de opinión como algo positivo

“Los únicos que no cambian de opinión son los tontos”, dicen nuestras abuelas, y tienen razón. Pero ¿cuántas veces te ha visto tu adolescente cambiar de opinión? ¿En cuántas ocasiones le has dicho “menos mal que seguí el consejo de mi compañero”?

La mejor manera de evitar que tu adolescente vea su orgullo herido al seguir tus consejos es demostrarle que seguir el consejo de otra persona es algo natural, que muchas personas hacemos a diario.

También puedes ponerte de contraejemplo y contarle la historia de aquella vez que te empeñaste en resolver las cosas a tu manera, contra la opinión de todos… Y te fue fatal. Tu adolescente no necesita verte como una persona perfecta y, muchas veces, la mejor manera de salir de una situación que se ha enconado es quitarle hierro a las cosas y ponerles un poco de humor.

4. Dale importancia a sus soluciones

Puede que tú creas que tienes la solución perfecta para el problema de tu hija adolescente… Pero ella va a tener la suya, y el hecho de que se le haya ocurrido ya le da un inmenso valor.

Celebra sus ideas y anímale a ponerlas en práctica, incluso si crees que no son lo ideal en esa ocasión. Dependiendo del carácter de tu adolescente, y de cómo esté la situación en casa, quizá puedas matizarla un poco. Pero si vuestra relación pasa por un momento de tensión, es preferible aceptar una solución imperfecta pero suya que tratar de imponer la que tú crees perfecta.

5. Evita las críticas

Llevas toda la evaluación diciéndole a tu hijo que se ponga a estudiar Matemáticas porque si no, va a suspender, pero eres muy consciente de que no está estudiando. Cuando llegan las notas, ha suspendido.

En ese caso, lo mejor es centrarte en el problema que tienes ahora, y no en el hecho de que no te haya hecho caso. Antes el objetivo era no suspender, ahora es recuperar. Así que ayúdale a enfocarse en eso, porque todo lo demás va a significar desconexión, que es justo lo que pretendes evitar.

La mayoría de los adolescentes tienden a interpretar nuestros consejos como críticas, o como desconfianza en ellos, cuando no como una guerra de poder. La mayoría de los adultos interpretamos su negativa a seguir nuestro consejo como una ofensa o como una falta de respeto. Por eso los consejos paternos no funcionan. 

Pero si eres capaz de centrarte únicamente en el problema y de caminar con tu adolescente hacia su solución, es más que probable que tu adolescente deje de resistirte y empiece a interpretar tus consejos como lo que son: una ayuda sincera. 

Cuéntanos, ¿tu adolescente escucha tus consejos? ¿Qué te funciona a ti para que te escuche?

Quiero entenderte

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