Índice del contenido
Mi hijo adolescente es listo pero saca malas notas
Manuel era, desde pequeño, uno de esos niños espabilados, despiertos, muy rápido y con mucho interés frente a los aprendizajes escolares: de los que vuelven a casa contando siempre lo que han visto en el cole y que, en los últimos cursos de Primaria, sacan buenas notas sin apenas hacer ningún esfuerzo.
Pero fue comenzar la Secundaria y todo se vino abajo poco a poco: el interés, la alegría por aprender y, finalmente, los resultados. En poco más de un año los sobresalientes habían sido sustituidos por suspensos, y Manuel estaba totalmente desvinculado de lo escolar.
Lo que le sucedió a Manuel es, por desgracia, bastante común, porque los resultados académicos no están tan ligados a la inteligencia como en ocasiones pensamos y, por esta razón, es un error creer que un adolescente debe sacar buenas notas sencillamente porque puede. Es más, en ocasiones, los estudiantes con más potencial intelectual (los de altas capacidades) llegan a sufrir fracaso escolar.
¿Cómo se relacionan la capacidad intelectual y los resultados escolares? En este asunto se amalgaman algunas de las investigaciones más interesantes de nuestro siglo, en el campo educativo: la neurociencia, la motivación, las neurodivergencias, las habilidades psicosociales…
No es un tema fácil, ni mucho menos, pero hoy vamos a intentar desenredarlo y proponer algunas vías para su solución.
¿Por qué algunos adolescentes inteligentes sacan malas notas?
Aunque no pretendemos realizar un diagnóstico, sí podemos afirmar que hay algunas causas comunes para los malos resultados cuando los adolescentes no parecen presentar dificultades de aprendizaje.
Algunas de ellas son:
1. Un trastorno de déficit de atención que ha pasado desapercibido.
En ocasiones, especialmente cuando no cursa con hiperactividad y si el niño o niña presenta una alta inteligencia, el TDA puede enmascararse y pasar desapercibido durante años. Cuando el reto escolar es mayor, y el adolescente necesita tiempos mayores de concentración, ahí sí que puede dar la cara, y entonces se descubre que ese chico no es capaz de quedarse sentado frente a la tarea durante el tiempo necesario para resolverla.
2. Alguna dificultad emocional, de raíz social o familiar
Algunos asuntos emocionales pueden lastrar el estado anímico del adolescente y, por tanto, sus niveles de concentración y motivación.
Cualquier madre o padre entiende que si ha habido una pérdida en la familia, o si hay alguna dificultad social (como un cambio de centro educativo) es normal que el adolescente en cuestión baje su rendimiento, pero a veces estas situaciones de tristeza o malestar se alargan más de lo habitual y se manifiestan en forma de bajo rendimiento académico.
3. Un sistema de enseñanza que no encaja con su estilo de aprendizaje
Un adolescente con intereses muy particulares quizá no va a estar bien en un centro con un enfoque muy académico.
Nunca hay que perder de vista que el sistema tradicional, aunque está cambiando, privilegia los aprendizajes memorísticos y descontextualizados (el “hacerlo bien para el examen”), en el que es difícil que encajen personas con una gran curiosidad, que necesitan saltar de un tema a otro más deprisa que los demás, o que buscan profundizar mucho en algún asunto particular.
4. Una presión excesiva por parte de la familia
A veces se nos olvida que el que un niño pueda tener buenos resultados no significa que deba hacerlo; en ese deber, en ocasiones, el adolescente siente tanta presión que prefiere no enfrentarse a ello, por rebeldía o por no decepcionar las expectativas de los adultos.
5. Una personalidad perfeccionista
Las personas perfeccionistas, en su búsqueda por conseguir siempre los mejores resultados, en ocasiones se bloquean y procrastinan si sienten que la carga de trabajo (en este caso, de trabajo escolar) es excesivamente elevada. Su máxima sería “mejor sin hacer que mal hecho”.
6. La falta de motivación
Hemos dejado para el final la causa más frecuente de desconexión escolar, especialmente cuando hablamos de esos alumnos que pueden, y particularmente (aunque no solo) los que han sido niños precoces o tienen altas capacidades: la falta de motivación hacia la escuela. Aunque no hay que dejar de lado las demás, es de esta de la que nos vamos a ocupar, esencialmente, en este artículo.
¿Cómo consigo que mi adolescente desmotivado mejore sus notas?
Para saber qué hacer, lo primero sería descubrir las causas reales del problema, es decir, tener una charla seria con tu hijo. Es probable, sobre todo si vuestra comunicación no es muy buena, que en un principio se excuse, te responda con evasivas… Si sucede esto, no te preocupes, espera a que se calme y busca otro momento para “tirar del hilo”, porque es verdaderamente importante saber cuál es la causa de sus malas notas.
También puede ser interesante que hables con el departamento de orientación de su centro educativo, pues ahí serán capaces de ver el problema desde otro ángulo y contribuir a su solución.
Si después de esa conversación has descartado otras causas y descubres que tu adolescente, con un buen potencial intelectual, está desmotivado, entonces te vamos a enseñar algunas soluciones.
¿A qué se debe la desmotivación en alumnos con capacidad?
Este es el punto fundamental de este artículo y, por desgracia, uno de los más difíciles de resolver, como veremos a continuación. Porque la desmotivación suele deberse a causas estructurales, propias del sistema escolar:
Descontextualización de los aprendizajes
Aunque las cosas van, poco a poco, cambiando, en el sistema escolar español prima todavía un aprendizaje muy centrado en el contenido, en el qué más que en el cómo o en el por qué, lo que hace que muchos alumnos, pero especialmente aquellos que tienen un perfil más curioso, al no comprender la razón por la cual deben estudiar esos contenidos, no sean capaces de memorizarlos.
Aburrimiento en el aula
En el caso de los niños muy precoces sucede ya en Primaria (niños que presentan una lectura muy madura ya en 1º de Primaria), pero en otras ocasiones se pone de manifiesto en Secundaria, por las características cerebrales propias de la etapa (el adolescente ya no desea contentar al maestro). Los alumnos que van más rápido que los otros suelen aburrirse cuando hay que realizar ejercicios repetitivos, y este aburrimiento impide que el aprendizaje se fije adecuadamente y causa malos resultados.
Mi hijo adolescente tiene capacidad pero saca malas notas, ¿cómo le motivo?
Llegados a este punto, nos planteamos cómo hacer con esos adolescentes que parecen más desmotivados por el sistema que por razones intrínsecas. Y es que no es sencillo, pues en educación los cambios duran décadas, que es un tiempo que, como padres, no podemos esperar. Aquí van algunas pistas para esos chicos y chicas:
1. Si la situación familiar lo permite, cámbialo de centro
Cada vez hay más centros que son respetuosos con los diferentes ritmos de aprendizaje e intereses de los alumnos; si como familia el cambio es posible, quizá sea la solución más sencilla para tu adolescente. Hay casos de chicos y chicas que después de un cambio así han florecido.
2. Si sospechas de altas capacidades, busca un diagnóstico
Recuerda que en la ley española se contempla la alta capacidad intelectual como una necesidad especial de atención educativa y por tanto, con una evaluación en la mano, el centro escolar al que asiste tu adolescente debe realizar las adaptaciones que se consideren necesarias. Esto podría ser un camino para que tu hijo recupere la motivación.
3. Anímale a tener otros hobbies y reduce la exigencia escolar
Por muy capaz que sea en los estudios, tu hijo adolescente necesita tener otras aficiones, otros centros de interés. Cuanto más desarrollados estén estos, más fácil es que bajen su ansiedad y su desmotivación con respecto al estudio.
Pero para ello es necesario que reduzcas la exigencia y le dejes claro que la capacidad no obliga a tener unos resultados excelentes. Que no sienta, en definitiva, que por jugar al fútbol está incumpliendo su obligación de estudiar.
4. Ayúdale a contextualizar los aprendizajes
No es sencillo, y se complica según van avanzando los cursos escolares, pero en ocasiones contextualizar el aprendizaje puede contribuir a darle un sentido.
Depende mucho de tus conocimientos, pero una reflexión acerca de cómo usamos una palabra, y no otra, en un contexto, o sobre botánica si estáis paseando por el campo, o sobre física cuando se cae un cubierto de la mesa… pueden ser de gran ayuda para comprender que lo que se aprende en la escuela tiene un sentido en la vida.
5. Enséñale el valor de la persistencia
David Bueno, uno de los mayores especialistas españoles en neuroaprendizaje, recuerda siempre esto: persistir en el objetivo hace que el cerebro libere serotonina, la hormona de la felicidad, que a su vez nos va a impulsar a seguir avanzando, en un círculo vicioso muy positivo.
Por eso para los estudios también aplica que el paso más importante es el primero, porque una vez que tu adolescente consiga sumergirse en la tarea, esta le resultará mucho más amable.
Cuéntanos, ¿tu hijo adolescente tiene capacidad pero saca malas notas? ¿O quizá te ocurría a ti?
1 comentario. Dejar nuevo
Y para los niños de notas normales, pero vagos para trabajar, mi hija está en bachillerato, nose como estimulará para que trabaje más y obtenga mejores resultados