Índice del contenido
¡Socorro, mi hijo adolescente huele fatal!
Adolescencia. El momento en que ese bebé al que no podías dejar de oler empieza a apestar. De la noche a la mañana. Lo atestiguan todas las madres y padres del mundo y todos los profesores de secundaria.
Y el caso es que no tiene por qué ser, necesariamente, el típico adolescente que no se ducha (que los hay, y son bastantes). Puede ser un adolescente de ducha diaria, incluso un adolescente ya obsesionado, que ducha y se cambia varias veces al día pero no termina de encontrar la solución.
Porque sí, hay adolescentes que no son conscientes de que huelen mal (y adultos también, por cierto), pero hay otros muchos que lo saben y lo pasan mal por ello.
¿De verdad los adolescentes sudan más?
Aunque no nos guste hablar de ello (y aún menos olerlo), sudar es una ventaja evolutiva, pues nos permite mantener la temperatura corporal. Sudar es, por tanto, nuestro “aire acondicionado” natural.
Y, aunque la experiencia parezca demostrar lo contrario, el sudor es prácticamente inodoro, pues tiene un porcentaje muy alto de agua. Por eso los bebés, aunque también sudan (cualquiera ha tenido la experiencia de tomar en brazos a uno después de un viaje en coche y notar su espalda empapada), no huelen mal.
¿Qué provoca entonces ese olor inconfundible, agrio y desagradable, del sudor? Pues los microorganismos que pueblan nuestra piel y se alimentan de las sustancias que esta secreta, descomponiéndolas en otras que al evaporarse, ellas sí, huelen mal.
Este fenómeno se produce al iniciarse la adolescencia. Las hormonas y dos glándulas (las apocrinas y las ecrinas) son las responsables del proceso. Las hormonas disparan la actividad de las glándulas, las glándulas producen sudor y sebo y el exceso de estos, en contacto con las bacterias, hace que los adolescentes huelan peor que los niños.
Aunque, por supuesto, el estilo de vida también ayuda: el movimiento (los adolescentes suelen ser más activos que los adultos) y el estrés (y sí, los adolescentes están sometidos a bastante estrés) también son causa del sudor y, por tanto, del característico olor “a tigre” de los adolescentes.
¿Cómo influye el mal olor corporal en la vida adolescente?
El mal olor excesivo (o incluso la creencia de que se huele excesivamente mal, sin que sea cierto) puede tener consecuencias sociales negativas. De hecho, hasta un 34% de los adolescentes evita levantar el brazo en público. Y es que el mal olor y la sudoración excesiva pueden:
Ser motivo de rechazo social
Si bien el sudor no es necesariamente un problema, si se produce en exceso y va acompañado de muy mal olor, puede terminar afectando a la vida social de los adolescentes, pues no es raro que otras personas se alejen de quienes no huelen bien.
Impedir la práctica de ciertas actividades
Si la sudoración es de verdad excesiva (una patología conocida como hiperhidrosis, en la que el sudor puede llegar a empapar la ropa o hacer que goteen las manos), vaya o no acompañada de mal olor, puede llegar a limitar la vida social del adolescente, impidiéndole, por ejemplo, practicar algunos deportes (¿cómo jugar al baloncesto si la pelota se escapa porque las manos se mojan continuamente?) o haciéndole reticente a desplazarse en transporte público.
Dar lugar a rituales poco saludables para la salud mental
En su esfuerzo por dejar de oler mal, algunas personas pueden desarrollar rituales que les crean dificultades sociales: lavarse de manera excesivamente repetida, cambiarse la ropa varias veces al día, convertir la necesidad de no sudar en una obsesión…
Provocar problemas de autoestima
Haya o no un rechazo social real, un adolescente que huele mal (o que, sencillamente, cree que huele mal) es muchas veces un adolescente inseguro, que en un momento tan vulnerable como el que está atravesando, tan lleno de cambios personales y sociales, teme ser dejado de lado por sus iguales; este temor puede conllevar problemas de autoconfianza y autoestima.
¿Cómo decirle a un adolescente que huele mal?
Es delicado abordar a un adolescente para pedirle que cambie sus hábitos de higiene, pues, como decíamos antes, esta situación puede tener consecuencias negativas para su confianza en sí mismo.
No obstante, es posible (y a veces necesario) hacerlo. Aquí van algunas pautas para comenzar esa conversación con un adolescente que huele mal, especialmente si no parece ser consciente de ello:
1. Háblale en un momento tranquilo
La adolescencia es una etapa compleja, y abordar temas difíciles en un momento de tensión es garantía de fracaso. Aprovecha los viajes en coche, un momento distendido mientras recogéis la mesa… Y coméntale que en la adolescencia el cuerpo cambia, se acerca más al del adulto y va siendo necesario adoptar hábitos de higiene más cercanos a los del adulto.
2. Usa el deporte como excusa
Si tu adolescente es deportista, tienes la excusa perfecta; cómprale un desodorante para que lo empiece a emplear tras la ducha. Seguro que se acostumbrará rápido a utilizarlo también en otras ocasiones.
3. Haz que el mensaje le llegue a través de terceros
Si a tu adolescente no le gusta mucho la ducha y además no parece particularmente dispuesto a hablar de este asunto, si sientes que vas a provocar una batalla, quizá puedas aprovechar una visita con su pediatra en la que le hable de los cambios de la adolescencia y cómo acompasar los hábitos de higiene a su nueva realidad.
En cualquiera de los casos, ten en cuenta que, si cuando comienzas la conversación, tu adolescente se molesta, se enfada, parece sentirse incómodo… Déjalo para otra ocasión. Dale algo de tiempo y escoge otro momento para hablarle.
Y, sobre todo, no hables del tema cuando estéis delante de otras personas, corres el riesgo de que se sienta humillado.
¿Qué hacer para que mi adolescente deje de oler mal?
Lo más importante es tranquilizar a tu hijo. Que entienda que sudar más y oler peor son parte de un proceso natural, que su cuerpo está cambiando y que por lo general un pequeño cambio de hábitos lo solucionará de manera sencilla. Algunas cosas que le puedes proponer son:
Aumentar la frecuencia de las duchas
Tu hijo seguirá sudando, pero ducharse con más frecuencia (aunque sin exceso, pues no es bueno para la piel) le ayudará a sentirse mejor y a eliminar bacterias. Recuérdale que debe prestar atención a las zonas más problemáticas, y que debe secarse con cuidado tras la ducha.
Utilizar geles antibacterianos
Si el mal olor es excesivo pese a una higiene adecuada, quizá podáis visitar a un dermatólogo que le aconseje un gel especial, antibacteriano, que elimine los organismos responsables del mal olor.
Utilizar desodorante o antitranspirante
La piel adolescente es muy delicada, por lo que te recomendamos máxima cautela a la hora de elegir productos para ella, pero un buen desodorante con una fórmula poco agresiva puede ser la solución más sencilla a su problema (aunque, no está de más decirlo, el desodorante solamente enmascara el olor, no lo soluciona).
Depilarse
Cuando las personas tienen mucho vello corporal, la transpiración aumenta, lo que puede aumentar el mal olor. En estos casos, depilarse suele ser la solución más adecuada.
Acostumbrarse a cambiarse de ropa siempre que haga deporte
Parece una obviedad, pero en muchos centros educativos los chicos y chicas se meten en el aula después de la clase de Educación física sin cambiarse siquiera. Estaría bien que le recordaras a tu adolescente que quitarse la camiseta sudada, aunque no le dé tiempo de lavarse, le evitará algunos olores.
Lavar la ropa a temperaturas más elevadas y tender al sol
Cuando la ropa se lava en agua fría, puede conservar algunas de las bacterias. Lo más eficaz es lavar en agua caliente y, siempre que sea posible, tender al sol y dejar que se seque completamente, pues en la humedad las bacterias pueden proliferar de nuevo.
Lavarse los pies e ir descalzo siempre que se pueda
Cuando el mal olor viene de los pies, lo mejor es evitar los zapatos en la medida de lo posible; eso sí, lavándolos y secándolos bien.
Emplear ropa adecuada
La ropa sintética suele retener el sudor en sus fibras, lo que produce mal olor. Lo mejor es emplear prendas anchas, de tejidos naturales como el algodón.
Los zapatos también: lo mejor es que sean de materiales naturales y que se usen con calcetines de algodón.
¿Y si nada funciona?
Algunas personas, decíamos, tienen verdaderos problemas de transpiración u olor corporal. En estos casos, lo mejor es poner a tu adolescente en manos de un dermatólogo, que valorará la necesidad de una intervención.
Y es que hoy por hoy hay varias maneras de solucionar los problemas de transpiración excesiva: la aplicación de toxina botulínica (sí, el “botox”), la iontoforesis (que consiste en el paso de una corriente eléctrica débil a través de la piel), o incluso los dispositivos de microondas, que son capaces de reducir la sudoración de forma definitiva.
Cuéntanos, ¿tu adolescente apesta? ¿Cómo lo lleváis en casa?
2 comentarios. Dejar nuevo
Mi hijo adolescente tiene un mal olor que, hasta ahora, a él no le afecta en su autoestima, creo que es porque no lo siente y es de los q le afecta muy poco la opinión de los demás. El siempre ha tenido buena higiene, no suda en exceso porque no hace deportes; el cuarto está impregnado en ese olor tan desagradable, que nos está afectando a los del círculo familiar. Ya he intentado de todo, aparte que tiene problemas de resequedad en la piel y no puedo utilizar cualquier producto porque puede agravar su situación. Lavo su ropa con dedicación, remojándola el día anterior, cambiándole al agua, utilizando vinagre,bicarbonato,alumbre, Clorox, cuanta cosa uso, pero no veo resultados favorables. Lo único que no he hecho es darle algo de tomar a ver si se siente la diferencia, porque no me gusta enmascarar el olor, hay que buscar el problema y atacarlo de raíz. Mi padre tenía ese mismo olor, pero el no era muy higiénico, tampoco llevamos la misma sangre, y mi hijo se baña mucho, no se si de repente será que no se asea bien. Le cambio las sábanas, la toalla muy seguido porque a duras penas la toalla la puede usar mínimo, 4 días sin mal olor. Es horrible. A él no le preocupa su olor, a mi sí, porque si no llega a cambiar y se queda así cuánto más adulto, hay personas buenísimas para hacerlos sentir mal, porque pronto saldrá de secundaria y no es por malos hábitos de higiene que tiene su olor.
Mi hija también es muy limpia y organizada y aún así su cuarto huele casi igual que el de mi hijo que no lo es. Es muy frustrante!