Mi hijo adolescente está siempre enfadado

Mi hijo adolescente está siempre enfadado. ¿Qué puedo hacer?

Un psicólogo infantojuvenil pregunta, en una charla con familias, por qué se enfadan sus hijos adolescentes: “por todo lo que hago, por todo lo que digo, por todo lo que no hago y por todo lo que no digo”, responde un padre. El resto de madres y padres asienten en silencio, con sonrisas entre cómplices y desesperadas.

Los adolescentes tienen sus razones para estar enfadados. Y, además, se enfadan fácilmente: una combinación explosiva. Pero enfadarse por todo, en la adolescencia, puede ser muy normal… O no serlo en absoluto. Porque tras ese enfado pueden ocultarse problemas que es mejor abordar. 

Por eso es importante aprender a distinguir los enfados “normales” de los que no lo son y, por encima de todo, aprender a ayudarles, si no a enfadarse menos, a gestionar mejor sus reacciones ante el enfado.

Las suyas y las nuestras, claro. Porque, de todas las emociones, la ira es la que más enciende y enfada a los padres y madres de adolescentes. Y no deja de ser paradójico que haya tantas familias intentando apagar fuegos con gasolina.

Adolescentes enfadados
Los adolescentes tienen derecho a estar enfadados (tanto como los adultos)

¿Por qué están enfadados los adolescentes?

Los adolescentes se enfadan por las mismas razones que cualquiera

Aunque a veces parece que no, las razones de los adolescentes para enfadarse son las mismas que las de cualquier otra persona; entre las más comunes están: 

  • La injusticia

Los adolescentes suelen tener un alto sentido moral; si una persona en la que confiaban comete una injusticia, se sienten profundamente traicionados.

Muchos de los “mamá, te odio”, tan comunes en la adolescencia, se deben, de hecho, a este sentimiento de injusticia percibida.

  • El rechazo

La pertenencia (a un grupo, a una familia) es esencial en el ser humano, pero en el adolescente aún más, pues necesita a su grupo de pares para construir su identidad. 

  • El duelo

El duelo por la pérdida de alguien querido es relativamente común para los adolescentes. Pero además, en la adolescencia se van dando toda una serie de experiencias de pérdida relacionadas con el abandono de la infancia que son también pequeños duelos.

  • Los problemas domésticos

Para el adolescente, que “sale al mundo” por primera vez, el hogar es un lugar seguro. Los enfrentamientos frecuentes entre familiares, los problemas (económicos, laborales…) hacen que la estabilidad se tambalee.

  • El estrés

Los adolescentes de hoy están sometidos a mucha presión: reciben todo el estrés adulto (la productividad a cualquier precio, la necesidad de hacer cosas hasta en el tiempo de ocio…) y además una gran exigencia académica y sobre su futuro.

Las particularidades del enfado adolescente

Debemos normalizar, por tanto, que: Impulsividad adolescente salud mental

  • los adolescentes tienen derecho a estar enfadados (tanto como los adultos); 
  • sus enfados son más explosivos y más frecuentes que en la edad adulta;
  • en muchas ocasiones el problema no es el enfado adolescente, sino la gestión adulta.

Si sientes que el enfado de tu hijo o hija adolescente te saca de tus casillas, que te hace reaccionar en automático, con patrones heredados, y no sabes controlarte, te interesa el Círculo de la armonía familiar, mi programa de de diez semanas para acabar con las broncas en casa y reconectar con tu adolescente

Acabamos de abrir las puertas, por última vez en este curso escolar, y las plazas son muy limitadas.

Me apunto al Círculo de la armonía familiar.

Algunas razones que hacen que el enfado adolescente sea diferente del adulto son:

  • Su momento de desarrollo cerebral

El cerebro adolescente se encuentra en un estadio de desarrollo muy especial: las amígdalas, responsables de la gestión emocional, están sobreexcitadas, mientras que la corteza prefrontal, que se ocupa de la inhibición de impulsos, aún no ha madurado. Por eso les resulta difícil controlar sus emociones.

  • La búsqueda de identidad

Definir una identidad propia es el objetivo principal de la adolescencia, y la razón por la que en muchas ocasiones se enfrentan a cualquier sugerencia adulta. 

  • La necesidad de oponerse a los límites

El adolescente necesita ir dejando de lado el círculo familiar; por ello los límites, aun razonables y razonados, se interpretan a veces de forma personal.

Adolescentes enfadados: ¿hay que alarmarse?

Lo anteriormente expuesto no significa que la ira sea normal, ajustada, razonable: en ocasiones el enfado adolescente es indicio de otros problemas, y hay que saber cuándo y cómo actuar.

Motivos para preocuparse por un adolescente enfadado

Algunos signos de que el enfado es problemático son:

  • Que sea “con todo el mundo” y durante mucho tiempo 

Un enfado generalizado (en muchos contextos diferentes: casa, escuela, amistades…) y que se extiende en el tiempo no es habitual, y puede ser un motivo de preocupación.

  • Que se manifieste de forma violenta

Si en cada enfado parece haber una “necesidad” de hacer daño, de romper, de causar dolor físico o a través de las palabras… Probablemente, la ira se deba a algo profundo que habría que investigar.

  • Que haya otros factores de preocupación

No nos cansaremos de repetirlo: la mayoría de las adolescencias son tranquilas.

Cuando hay una actitud preocupante, antes de alarmarnos, lo mejor es observar otros aspectos de la vida del adolescente:

  • problemas de sueño, por exceso o por defecto, reiterados en el tiempo;
  • empeoramiento significativo y extendido en el tiempo de los resultados académicos;
  • aislamiento social, con respecto a la familia pero también a las amistades;
  • pérdida o aumento de peso rápido y significativo.

Si no se da ninguno de estos, lo mejor es seguir observando sin preocuparse; si coinciden varios, podríamos pensar que hay un problema.

Lo que puede haber tras los enfados excesivos

Cuando un adolescente se enfada en exceso, y especialmente si hay otros síntomas de alarma, suele haber algún problema oculto

Los más frecuentes son:

1. Un problema de salud mental

La depresión, en la infancia y adolescencia se manifiesta a menudo como ira, especialmente en los varones. 

Pero, además, algunos problemas de aprendizaje (dislexia, déficit de atención…) no detectados pueden provocar mucha frustración y, con ella, un gran enfado.

2. Abuso de substancias

Cuando hay un verdadero problema de abuso, es muy habitual que el síndrome de abstinencia genere ira, pues las substancias adictivas suelen sobre estimular la amígdala, que es la responsable de las manifestaciones violentas.

3. Un duelo mal procesado

Los duelos tienen sus fases y lo habitual es ir pasando por ellas, pero en algunos casos el “sistema” falla, el duelo se estanca, y ese dolor puede manifestarse como un enfado sostenido en el tiempo.

4. Actitudes aprendidas

Si un adolescente ha tenido en casa un mal modelo de gestión de la ira, si su padre o su madre son personas violentas… Es habitual que no sepa cómo manejar su propio enfado.

Cómo ayudar a un adolescente enfadado

En Adolescencia positiva nos gusta subrayar esto: que algo sea normal en la adolescencia no nos exime de nuestra tarea educativa. No vale, pues, agachar la cabeza y esperar a que la adolescencia (con sus enfados) se termine. 

Se trata, precisamente, de lo contrario: de acompañar desde la comprensión.

Ante un enfado adolescente, lo mejor que puedes hacer es

  • Mantener la calma

Recuerda que en educación hay pocas emergencias y, salvo que alguien esté en peligro, probablemente la situación no merezca una escalada. 

No es sencillo, pero debes evitar a toda costa dejarte arrastrar por la emoción de tu adolescente. Sal de la habitación, de la casa si es preciso, y respira. Hablaréis cuando las aguas estén calmadas.

Normas y límites en la adolescencia
Pon límites claros y concisos
  • Reconocer, nombrar y aceptar sus emociones

Aceptar no es ceder, ni estar de acuerdo, ni perder autoridad.

Aceptar es reconocer que tu adolescente, como cualquier persona, tiene derecho a sentir emociones, y que en ocasiones estas le pueden superar. 

  • Escuchar sus necesidades

En la adolescencia, más incluso que en la infancia, es capital saber adaptarnos a las necesidades de los hijos. 

Algunos adolescentes enfadados aceptan bien un acercamiento físico; otros no. Escucha y respeta: es la mejor manera de hacerle ver a tu hijo o hija que estás ahí. 

  • Respetar su privacidad

Sí, es mejor saber por qué tu adolescente está enfadado, pero debes aceptar que a veces no te lo querrá decir, y ser capaz de ayudarle desde esa posición. 

No le fuerces a contarte lo que le pasa ni le intentes sonsacar información: solo generarás más enfado.

  • Intentar comprender (y hablarle de) las situaciones en que se enfada

Presta atención a los primeros signos de enfado, sobre todo a los físicos, para intentar entender qué es lo que le enfada y ser capaz de hacérselo ver. Así, tu adolescente será capaz de salir de una situación que le causa malestar antes de dejarse arrastrar por la ira.

  • Enseñarle a controlar sus reacciones

Hay muchas maneras de reaccionar al enfado desde la calma: respiraciones, salir a hacer deporte… Intentad encontrar la que mejor se adapta a tu adolescente para que deje de perder los papeles cuando algo le enfada.

Cuéntanos, ¿cómo ayudas tú a tu adolescente enfadado? ¿Tienes algún consejo más?

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