Una escena habitual en muchas casas: un hijo adolescente pregunta a su madre si puede salir hasta más tarde ese sábado. La madre dice no. El hijo insiste, se enfada, grita. La madre, enfadada, dice no. El hijo se enfada todavía más, amenaza, desafía. Al final, la madre, aún más enfadada, acaba cediendo, mientras le grita que no hay quien le aguante, que no respeta nada… ¿Por qué no ha sabido mantener su no? ¿Es posible decir que no a un hijo o hija adolescente?
Lo que, en la escena anterior, no se ve, lo que sucede entre bambalinas es, en muchas ocasiones, una madre o un padre que están diciendo que no “en automático”, por costumbre, o porque ya tienen una idea de cómo van a ser las cosas y no se plantean cambiarla. Ante la insistencia del hijo, ceden porque el no carece de explicación.
Algunos adolescentes manipulan, es cierto, pero muchas veces esa insistencia es, simple y llanamente, una costumbre, una forma de diálogo. Un patrón que puede haberse generado en la primera infancia, cuando nos negamos a dejarles ponerse los zapatos porque tenemos prisa, o no les dejamos llenar la jarra porque no queremos fregar el suelo.
Pero se puede, y se debe, revertir este círculo vicioso.
Hay muchos mitos en torno al no, en educación, y es cierto que hay algunos noes que son nocivos: el no “por sistema”, el no autoritario… Pero el no asertivo y razonado es una poderosísima herramienta educativa.
El no, como el sí, debe ser coherente y mantenido en el tiempo, pero revisable. El no, como el sí, tiene un tiempo, un lugar y una lógica, relacionados con el nivel de desarrollo y la personalidad del adolescente, y con las posibilidades, principios y creencias de la familia.
Y sí, es posible decir que no a un adolescente. Hoy hablamos de por qué, de cuándo y de cómo.

Índice del contenido
Los mitos sobre el no
Pero ¿por qué una persona adulta no es capaz de mantener un no ante un hijo adolescente?
Hay muchas razones, pero casi todas se relacionan o bien con la incapacidad de aceptar la reacción del hijo o hija ante el no (el adulto se deja llevar por la reacción adolescente y termina cediendo) o con las dudas acerca de la conveniencia de decir no (esos padres que se preguntan si no estarán siendo demasiado estrictos).
Y es que hay mucha presión acerca del no, en educación y en la sociedad: la mayoría de las personas están educadas para la complacencia, como si el no fuera una palabra dañina, pero la realidad es bien diferente.
Los mitos fundamentales sobre el no son:
Decir no es egoísta.
Socialmente se considera que una persona que está siempre disponible para los otros es amable y bien educada. Aún más si hablamos de las relaciones entre padres (y, sobre todo, madres) e hijos. Por eso es tan común pensar que quien dice no, lo hace por egoísmo.
Sin embargo, el no reflexionado no es casi nunca egoísta. Decir que no porque no te sientes capaz, en ese momento, de hacer a tu hijo una concesión que pudiera ser razonable (recogerlo de una fiesta, por ejemplo) es tener en cuenta tus necesidades.
Decir no provoca un conflicto.
Esto es cierto, pues no es raro que decir que no cuando la otra persona espera un sí (se trata de tu hijo o de tu jefe) provoque un conflicto.
El mito aquí radica en la importancia que se concede al conflicto, pues una diferencia de parecer no tiene por qué derivar en una pelea (que es la idea que normalmente tenemos de conflicto). De hecho, los conflictos entre padres e hijos son normales; lo importante es saber manejarlos.
Decir no hace que no te quieran.
Decir que no puede provocar un conflicto, e incluso un enfado, eso está claro. Pero el amor (y muy especialmente el de los hijos) está por encima de los noes y de los síes.
No es raro, en la adolescencia, escuchar en un momento de tensión el consabido “te odio” o “sois los peores padres del mundo”, pero este odio rara vez se corresponde con la realidad.
En qué beneficia el no a tu hijo adolescente
No es solo que no sea malo, es que, en educación, el no puede resultar muy beneficioso.
Hablamos siempre del no asertivo y razonado, no del no agresivo o autoritario: en Adolescencia positiva defendemos una educación basada en el modelo democrático, aquel que combina límites y expectativas con afectividad.
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¿Qué aprende tu hijo cuando le dices que no?
1. El no enseña a decir no
Educamos más con lo que hacemos que con lo que decimos. Si tu hijo escucha noes razonados, será capaz de razonar sus propios noes, de conocer sus límites y de decir que no cuando lo considere necesario.
El no tiene mucho de autorrespeto, de autorreivindicación, y es importante que tu hijo o hija adolescente sepa decirlo de forma convincente y asertiva.
2. El no enseña a negociar
A veces, a un no argumentado le sigue un pero también argumentado, porque si tu hijo o hija se acostumbra a escuchar tus razones de forma reposada, seguramente aprenderá a razonar y a contraargumentar.
Incluso, a veces puede que te convenza. Y no hablamos de ceder, ni de enfadarse: hablamos de negociar y llegar a la mejor solución.
3. El no enseña empatía
Un “hoy no puedo acompañarte porque estoy muy cansada” puede resultar muy frustrante para un adolescente, pero ese no le enseña que el mundo no gira en torno a él y que debe tener en cuenta los sentimientos de los demás, en la misma medida en que los demás deberán tener en cuenta los suyos.
Cómo decir que no a un hijo adolescente
Aunque se tenga claro que a veces hay que decir que no, cuando los mitos de los que hablábamos están muy anclados, puede costar saber cuándo decir que no a un adolescente y cómo mantenerlo.
La buena noticia es que en esto, como en casi todo, la práctica hace al maestro, y así, si aprendes a decir que no a tus hijos, te irá resultando cada vez más sencillo.
Algunos consejos para empezar son:
Establece límites muy claros
Si dices que sí muy a menudo, entonces es más sencillo que tu hijo adolescente entienda el no.
En Adolescencia positiva entendemos los límites precisamente así, como un marco en el que tu hijo o hija puede actuar con seguridad. Los límites han de ser pocos, y estar muy claros, y dentro de ellos hay normas que pueden negociarse.
Explica el porqué
La mejor manera de saber si un no es arbitrario es que vaya seguido de un porque.
La capacidad de razonamiento abstracto de los adolescentes se asemeja a la de los adultos, así que serán capaces de entender (aunque no estén de acuerdo) tus noes razonados.
Tampoco te compliques dando explicaciones: si tu adolescente no quiere razonar, un simple “ya te he dicho por qué”, amable pero firme, es suficiente.
Prepárate para negociar y a argumentar
Si tu adolescente no se enfada con tu no, sino que te da razones, escúchalas sinceramente, por clara que tengas la respuesta. Prestarle atención, responder a sus motivos reflexivamente, hará que se sienta visto, que intente comprenderte, incluso.
Y si llegáis a un compromiso (“puedes ir a la fiesta si la madre de Pedro está de acuerdo para traerte de vuelta, voy a hablar con ella”), también está bien. Cambiar, razonadamente, un no no es signo de debilidad sino de flexibilidad.
Mantén la calma.
Hay una explicación cerebral por la que los adolescentes tienen dificultades para controlar sus emociones. Pero los adultos no deberíamos tenerlas, o no en el mismo grado.
Conoces a tu hijo o hija y sus reacciones, así que prepárate e intenta mantener la calma cuando se enfade porque le has dicho que no. Mantener la calma incluye hablar con educación: no insultes, no grites, no uses el sarcasmo.
Siempre que respete determinados límites, aprende a dar un paso atrás: márchate de la habitación, pídele que se marche, respira… Y habla con él cuando se calme. Seguro que entonces lo verá todo de otro modo.
El no, a pesar de su mala fama, es una palabra de alto valor educativo. Por eso es tan importante saber decirla y mantenerla cuando es necesario.
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Cuéntanos, ¿has tenido problemas para decir que no a tu adolescente?
30 comentarios. Dejar nuevo
Vlaro que e tenido problemas ,soy muy estructurada y el no lo tengo en l punta de la lengua
Con mi esposo cuando les decimos no a cualquiera de nuestros hijos siempre sin con fundamentos. Les explicamos porq no se puede tal cosa, ó juntada. Gracias por tus aportes. Ayudan muchísimo. Saludos desde Argentina.
Me cuesta mucho decir NO, pero que importante es saber hacerlo. Muchas Gracias, te descubrí hace un par de días, y estoy feliz por ello. Gran ayuda.
Suelo decir no, pero en ocasiones cedo y eso me hace sentir manipulada por mi hija adolescente, cuando en varias oportunidades la relación depende de que yo no le niegue muchas cosas, de lo contrario puede ser un caos
Me ayudan mucho tus consejos! Decir no es muy difícil porque sé lo que se viene después!! Intento hablar calmada y acertivamente y si la respuesta es a los gritos, lo dejo pasar hasta que se calme la tormenta y poder hablar desde el respeto mutuo!! Gracias!!
Gracias por todo lo que compartes! Siempre ayudas a reflexionar y entender mejor a nuestros adolescentes.
Es difícil decir No cuando es tan insiste te una adolescente, gracias por tu ayuda Diana
Excelente artículo, muy útil, lo tendré presente, muchas gracias. Saludos desde Chile !
El sábado pasado tuvimos que lidiar con un NO cómo consecuencia de un SÍ anterior mal gestionado. Vaya lío!
Gracias por compartirnos teoría que nos ayuda muchísimo. Tengo 2 hijas adolescentes y utilizo mucho el «NO», por miedo a que les suceda algo o porque lo utilizo como castigo ante algún permiso solicitado. No siempre van acompañados de una explicación… sobre todo, cuando ese NO lo utilizo como castigo. Cariños, desde Argentina
Muchas gracias por tus aportaciones, son muy útiles para mantener una buena salud mental y familiar!
Lo que más cuesta es tener claro el argumento. Porque en el fondo he detectado que muchos de ellos disfrazan temores propios » a qué les pase tal o cuál cosa». Cuando les he manifestado esto como el motivo de mi «no», se generó el diálogo y los acuerdos. Pero me llevo mucho tiempo y peleas, darme cuenta de ésto. Y un truco que empezamos a utilizar con mi esposo es » lo voy a pensar» … Y hago tiempo para armar una lo más sinceramente posible respuesta.
Me cuesta mucho poner límites,y el no está dentro de eso , siento que aveces no hay q dar tantas explicaciones,pero escuchandote ,he aprendido a q es normal que se enojen con los límites. cuando se les pasa le explico.
Si, a veces mas que otra y trato de argumentarlas. Tambien, me desafia con el «porque» infinitas, aunq ya he dado razones, pero bueno se que ms tarde, regresa tranqui y a veces cariñoso.
Me suele costar decirle NO, por evitar el conflicto y miedo a que se enfade. Lo voy intentando cambiar pero aún tengo recorrido. Gracias
Gracias por el artículo. Me gusta: el no es una palabra de alto valor educativo
Muy um interesante, practico y nada alejado de la realidad cotidiana. Del convivir con nuestros hijos. Estos consejo lo he puesto en pracgoca y me han dado buenoa resultado. Sobre todp el «no» argumentado.
Decir si la mayor parte del tiempo me hace sentir con mucho derecho a decir un no. Y recién que lo hice, como me sentí mal por su enfado, platiqué con ella del porqué dije no. Y fue bueno. No quiero que mis NO se conviertan en excusa para victimizarse.
Gracias por los consejos es un poco complicado entender a los adolescentes tengo un hijo de 15 y muchas veces me toca decir NO ahora lo haré siguiendo tus consejos. Gracias
Excelentes consejos, mis «NO» son siempre autoritarios porque soy madre de dos sola y en muchas ocasiones rebasan mi paciencia. Así que trabajaré sobre mi paciencia y capacidad de escuchar, para ser más flexible y que fluya todo mejor. Gracias!!
Mi hija de 11 años ha entrado de golpe en la etapa de la adolescencia, reclamando que ya quiere un móvil, y al razonarle los motivos de porqué no, no los acepta, y su actitud es estar a la defensiva, manifestando que ella es responsable y que soy una amargada y controladora. Ha empezado a maquillarse, motivo por el cual ya ni me mira por la mañana para que no la vea, obligándola a quitarse el rímel, razonándole que no se puede ir así al colegio.
Soy dialogante y tolerante, pero al haber estado acostumbrada hacer lo que siempre ha querido, dentro de su edad y circunstancias, al encontrarse con estas negaciones, el cuento ha cambiado.
Gracias por los consejos y pautas.
Un No acompañado de explicacion me funciono Pero me tarde una Semana llena de conflictos fuertes hasta quedar totalmente agotada y enferna. Este No se pudo negociar hasta el ultimo dia del permiso que queria mi hija. Pero confieso que fue muy fuerte la negosiacion . . Que hay que hacer cuando los jovenes no quieren entender El no acompañado de explicacion y hacen todo por conseguir El Si ?
Hay Marilyn yo estoy igual que tu!ya no se que hacer! Pero arriba lei que el decir lo voy a pensar ayuda!lo voy a intentar a ver que pasa!saludos
Excelente información para comprender como manejar a nuestros hijos adolescentes, especialmente al momento de decirles que No.
Gracias por los consejos, pprq a mi hija he tratado de darle límites y le he dicho No pero sin muchas explicaciones y cuando intento explicarle me desafía no entiende los argumentos, no ha sido fácil puesto que mi hija de 15 años, ha sido difícil la etapa ya que ella me reta al extremo de intentar suicidarse tomando pastillas buscando una forma de manipularme. Gracias
Muchas gracias es de gran ayuda tu articulo. Me encanta
Me cuesta mucho decirle no a mi hijo en situaciones muy distintas… se que me va a querer igual pero en muchos casos es para evitar discusiones. Se que no es lo correcto pero no puedo evitarlo, me cuesta mucho.
Te he empezado a seguir en redes desde hace muy poco y me falta tiempo para leer y escuchar todo lo que publicas!! Todo me parece muy útil y interesante. Gràcies !!
Gracias por el artículo! El no, unas veces es mas facil de plantear que otras, pero cómo pueden ser tantos personajes en un solo cuerpo? Lo que vale un día no vale al siguiente… Gracias, un abrazo!
Muchas Gracias por el artículo, la verdad que es muy costoso. Pero qué hacer cuando le decimos NO, le argumentas y aún así incumple el NO a algo?
Voy por mi tercer hijo varón adolescente. Siempre he sabido manejar los límites con ellos y mis “no” son respetados. Siempre van con explicación razonable y aparte soy flexible con ellos por lo general. Eso hace que no se cuestione mucho mis decisiones. Los adultos somos los padres, los hijos están apenas aprendiendo a tomar decisiones.