Binge watching: la droga que permites a tu adolescente

Es una tarde cualquiera. Tu adolescente se sienta frente al televisor o su dispositivo móvil y, sin apenas darse cuenta, pasa horas viendo episodio tras episodio de su serie favorita. Este comportamiento, el binge-watching o maratón de series, se ha convertido en una práctica común en muchos hogares. Puede parecer una forma inofensiva de entretenimiento, pero es esencial que, como familias, comprendamos qué implica y cómo puede afectar el desarrollo de nuestros hijos.

Y es que esta costumbre, el consumo excesivo de series y películas en una sola sesión, es muy reciente, pero ya ha despertado preocupación entre expertos en salud mental y neuroeducación. Los adolescentes, además, son más vulnerables a los efectos de esta práctica debido al estadio de desarrollo de su cerebro. 

El binge-watching está relacionado con nuestra con la cultura de la inmediatez, pero podemos comprender sus peligros y desarrollar estrategias para ayudar a nuestros hijos a desarrollar hábitos de consumo audiovisual más saludables.

¿Qué es el binge-watching y cómo se relaciona con la sociedad de lo inmediato?

El binge-watching es el consumo consecutivo de múltiples episodios de una serie en una sola sesión; muchas veces, una serie completa.

Este fenómeno es cada vez más común, a causa de la proliferación de plataformas de streaming que ofrecen temporadas completas al alcance de un clic. Pero no culpemos a las plataformas, que sencillamente ofrecen lo que los consumidores apoyan.

Y es que educar adolescentes en la sociedad de la distracción en que vivimos no es nada sencillo. Por eso en Adolescencia Positiva nos hemos unido a muchos expertos para crear la Cumbre adolescencia 360º, el mayor evento online sobre educación, salud y adolescencia de 2025.

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Trataremos de comprender mejor el binge watching reflexionando sobre qué lo hace posible y por qué triunfa tanto: 

1. Acceso inmediato al contenido 

Las narraciones por entregas son casi tan antiguas como el hecho mismo de narrar: Las mil y una noches es eso, una narración que, al suspenderse, despierta las ganas de seguir escuchando, y lo mismo las novelas por entregas o las radionovelas que escuchaban nuestros padres y abuelos. Las series son una adaptación de este formato al lenguaje audiovisual, una distracción no muy larga pero que nos “engancha” para la siguiente semana.

Las plataformas de streaming, en este sentido, son una vuelta de tuerca a la idea del capítulo, pues suprimen el tiempo de espera. Ya no es necesario esperar una semana para ver el próximo capítulo de nuestra serie favorita: ahora, todo está disponible en segundos. 

La hiperdisponibilidad del contenido audiovisual refuerza el deseo de consumo rápido y sin pausas, eliminando la espera y la anticipación, habilidades clave en la regulación emocional. Los adolescentes, cuya corteza prefrontal aún no se ha terminado de desarrollar, pueden tener dificultades para resistirse a la gratificación instantánea.

2. Contenido atractivo 

Las series están estructuradas para mantener la atención del espectador. Episodios con finales de suspenso, tramas envolventes, personajes complejos… Interrumpir el visionado no es sencillo, y menos aún para un adolescente. Y es que su diseño está perfectamente pensado para enganchar al espectador.

Además, la producción de contenido ha evolucionado para adaptarse a los nuevos hábitos de consumo, ofreciendo series con ritmos narrativos cada vez más veloces, que generan un alto nivel de dependencia emocional en el espectador.

3. Ausencia de límites temporales 

A diferencia de la televisión tradicional, donde los programas tienen horarios establecidos, las plataformas de streaming ofrecen total libertad temporal, que lleva a una pérdida de control sobre el tiempo y dificulta que los adolescentes regulen su consumo de forma consciente

En muchos casos, además, los algoritmos de reproducción automática contribuyen a que la sesión de visualización se prolongue sin que el usuario tome una decisión consciente al respecto.

4. Notificaciones y recomendaciones personalizadas 

La inteligencia artificial de estas plataformas estudia nuestros gustos y nos sugiere contenido similar, facilitando el consumo continuado sin necesidad de pensar en qué queremos ver. Esto refuerza un tipo de consumo muy pasivo y la falta de toma de decisiones, habilidades esenciales para el desarrollo de la autonomía

Además, las notificaciones constantes crean una sensación de urgencia que incentiva el consumo impulsivo.

5. Cultura de la gratificación instantánea 

Vivimos en una sociedad donde todo, o casi todo, está al alcance de un clic: desde la comida rápida hasta la información inmediata. 

Estamos perdiendo la capacidad de esperar. 

En la adolescencia, esta falta de paciencia puede afectar el desarrollo de la corteza prefrontal, encargada de la planificación y el autocontrol, funciones ejecutivas esenciales. Y es que la neurociencia es clara al respecto: la capacidad de postergar la gratificación, que es uno de los aprendizajes más importantes de la adolescencia, está directamente relacionada con el éxito personal y profesional en la vida adulta.

Binge watching droga que permites a tu adoelscente
Es esencial reconocer los riesgos asociados al binge-watching en adolescentes, pues sus cerebros son especialmente sensibles a la gratificación inmediata

Binge-watching: la droga que permites a tu adolescente 

Por las razones expuestas, es esencial reconocer los riesgos asociados al binge-watching, especialmente en adolescentes, pues sus cerebros en pleno desarrollo son especialmente sensibles a la gratificación inmediata. Veamos los cinco principales peligros:

Alteraciones en el sueño 

Ver varias horas de contenido antes de dormir reduce la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. La exposición prolongada a pantallas provoca insomnio y afecta la calidad del descanso, lo que impacta negativamente en la memoria, la concentración y el estado de ánimo. 

Esto es especialmente preocupante en la adolescencia, pues de manera natural sus ritmos circadianos están “desajustados” con el ritmo exigido por la sociedad.

Sedentarismo y problemas de salud 

La ecuación es sencilla: cuanto más tiempo pasa tu adolescente frente a la pantalla, menos actividad física realiza, lo que aumenta el riesgo de obesidad, de lesiones ligadas a problemas posturales y de enfermedades cardiovasculares. Además, la falta de movimiento afecta al bienestar emocional, ya que el ejercicio es clave para la regulación del estrés y la ansiedad. 

La OMS ya ha advertido, además, de que la inactividad (ligada muchas veces al uso de pantallas) puede generar problemas visuales como la miopía.

Adicción a la dopamina 

El binge-watching genera una liberación continua de dopamina, el neurotransmisor del placer. Esto puede llevar a que los adolescentes busquen constantemente este tipo de gratificación rápida, dificultando su capacidad de disfrutar actividades que requieren más esfuerzo y tiempo, como la lectura o el aprendizaje. 

Además, la sobreexposición a estímulos placenteros puede terminar alterando la capacidad de esfuerzo y perseverancia.

Aislamiento social 

Pasar largas horas frente a la pantalla reduce el tiempo de interacción con amigos y familiares. Esto puede debilitar las habilidades sociales de tu adolescente y generarle sentimientos de soledad o desconexión con el mundo real. 

En muchos casos, el uso excesivo de plataformas de streaming está relacionado con una menor participación en actividades sociales, lo que puede afectar al desarrollo emocional de los adolescentes.

Impacto en el rendimiento académico 

La facilidad de acceso al contenido puede llevar a la procrastinación y la falta de disciplina en los estudios. 

Muchos adolescentes posponen tareas escolares para ver «un episodio más» (y uno más, y uno más), lo que termina afectando a su rendimiento académico y generando estrés por acumulación de responsabilidades.

Quiero entenderte

Cómo evitar el binge-watching en los adolescentes

Si quieres ayudar a tu adolescente a desarrollar hábitos de consumo audiovisual más saludables, puedes empezar por aquí:

1. Establece límites de tiempo 

Acordad horarios específicos para ver series, evitando siempre el uso de pantallas antes de dormir

Si te cuesta gestionarlo y siempre termina siendo una batalla, quizá puedas ayudarte de alguna aplicación de control parental que “tome la decisión” por ti y te evite tener todos los días la misma pelea.

2. Fomenta otras formas de ocio 

Anima a tu hijo o hija a explorar otras actividades de ocio como la lectura, el deporte, el arte, los juegos de mesa… lo que se te ocurra que pueda reducir su dependencia del streaming y fomentar intereses más diversos.

3. Enséñale a posponer la gratificación

Si le ayudas a desarrollar autocontrol y paciencia le estás ayudando a tomar mejores decisiones sobre su consumo de contenido

Hay algunas técnicas efectivas para ello; puedes, por ejemplo, sugerirle que espere diez minutos para decidir si desea, o no, ver otro episodio. Lo más probable es que en esos diez minutos sea capaz de pensar si en ese momento le interesa más seguir viendo la serie o irse a estudiar para el examen del día siguiente.

4. Promueve el consumo consciente 

Ver series en familia y comentar los episodios puede hacer que el consumo sea más reflexivo y menos impulsivo

Si veis la serie juntos, podréis hablar sobre sus mensajes y valores, ayudando a tu adolescente a desarrollar su pensamiento crítico. No olvides que, además, estos momentos relajados son muy buenos para sacar temas de conversación difíciles sin que tu adolescente sienta que le interrogas.

5. Haz del sueño una prioridad

Nunca te canses de explicar a tu adolescente cómo el sueño afecta a su salud y rendimiento, y cómo usar menos pantallas, especialmente por la noche, puede mejorar su descanso.

Crear una rutina relajante antes de dormir, sin dispositivos electrónicos, y fomentar actividades como la lectura o la meditación puede mejorar la calidad de su descanso y reducir la dependencia de las pantallas.

Recuerda que como familias, es nuestra responsabilidad enseñar a nuestros hijos a hacer un uso saludable de las tecnologías y fortalecer su capacidad de autorregulación, para que puedan disfrutar del entretenimiento sin comprometer su bienestar. Porque no se trata de prohibir, sino de educar y sí, ver una serie completa, en familia, un domingo lluvioso de enero puede ser el mejor de los planes.

Cuéntanos, ¿tu adolescente está enganchado a las series o es capaz de “frenar”?

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